El traslado a México de Hernán “N”, mejor conocido como el “Comandante H” y líder del grupo criminal La Barredora, está rodeado de misterio.

Detenido el 12 de septiembre en Asunción, Paraguay, todo parecía indicar que sería un proceso común: México primero se desistió de pedir la extradición y eso permitió que Paraguay lo expulsara. Pero después, lo que ocurrió con su regreso a suelo mexicano dejó más dudas que respuestas.

El 17 de septiembre un avión de la FGR lo recogió en Paraguay. Según el plan de vuelo, debía aterrizar en Cozumel, Quintana Roo, pero en pleno aire cambió de ruta hacia Bogotá, Colombia, supuestamente por mal clima.

¿Había mal tiempo en Quintana Roo?

Ese mismo día sí se reportaron lluvias fuertes en la zona, pero el aeropuerto de Cozumel nunca cerró y no hay registro de otros vuelos desviados. Entonces, ¿por qué el avión de la FGR se desvió?

Ya en Bogotá, la aeronave permaneció 12 horas en tierra. Durante ese tiempo, nadie sabe qué pasó con Hernán “N”. Surgen las preguntas inevitables:

  • ¿Se reunió con alguien antes de volver a México?
  • ¿Permaneció dentro del avión todo el tiempo?
  • ¿Alguna autoridad colombiana lo interrogó?
  • ¿Tuvo acceso a un abogado o se comunicó con alguien?

Tapachula: otra escala llena de misterio en el traslado del “Comandante H”

El 18 de septiembre el avión despegó rumbo a Tapachula, Chiapas, donde aterrizó poco después de las 11 de la mañana. Ahí el “Comandante H” pasó otras seis horas en el aeropuerto, fuera del ojo público y lejos de las cámaras.

Lo raro es que esa mañana llegaron dos aviones no comerciales y permanecieron junto a la base aeronaval. Además, un avión de la Guardia Nacional despegó hacia Campeche apenas 14 minutos después de la llegada de Hernán “N”. Incluso hubo reportes de cambios de personal en el aeropuerto tras su paso.

Entonces, ¿qué sucedió realmente en esas seis horas de espera?, ¿quién viajó en esos aviones y por qué justo en ese momento?

De Toluca al Altiplano

Fue hasta las 7 de la noche cuando el avión aterrizó en Toluca, Estado de México. Ahí, ya dentro de un hangar, agentes de la Agencia de Investigación Criminal le leyeron sus derechos y lo trasladaron al penal de máxima seguridad de El Altiplano, en Almoloya de Juárez.

Su ingreso quedó registrado, pero todo lo que ocurrió en el trayecto sigue sin explicación.

Preguntas que siguen sin respuesta

A las dudas sobre desvíos y escalas extrañas se suma una más: ¿por qué el gobierno decidió reservar durante cinco años toda la información patrimonial del “Comandante H”?

La opacidad alrededor del caso deja un sabor amargo. Para muchos ciudadanos, este silencio oficial es un claro ejemplo de impunidad.