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VIDEO: El “ladrón” más tierno de Yucatán: perrito roba peluche, cooperan para regalárselo

Un perrito callejero entró a una plaza comercial en Yucatán y “robó" un peluche. Lo que pasó después te devolverá la fe en la humanidad.

Perrito de Yucatán se roba peluche
La ternura de un perrito contagió a varias personas y le compraron un peluche que había robado. |Especial

Habitantes de Yucatán fueron testigos de una escena que recuerda la importancia de la compasión, cuando un sospechoso perrito decidió entrar a una conocida plaza comercial para elegir su regalo de Navidad adelantado y "robó" un peluche.

El protagonista de cuatro patas y de mirada dulce, caminó entre los pasillos hasta que encontró el objeto: un suave peluche.

Sin dudarlo, lo tomó entre sus dientes y emprendió la huida hacia la salida, ante la mirada atónita de las personas que se encontraban en el lugar.

Se armó la coperacha para comprar el peluche

Lo que en otro contexto pudo haber sido un regaño o el retiro del animal del local y la plaza comercial, en Yucatán se transformó en un movimiento de generosidad espontánea.

Al darse cuenta de que el perrito solo buscaba jugar, varios clientes y transeúntes que presenciaron la escena decidieron intervenir.

En lugar de dejar que el personal de la tienda recuperara el artículo, las personas comenzaron a organizarse para cooperar y pagar el costo del peluche.

Entre monedas y billetes, la deuda fue saldada rápidamente, permitiendo que el canino conservara su nuevo tesoro de forma legítima, algunas versiones indican que el juguete costó 250 pesos.

"No podíamos dejar que se lo quitaran. Él no sabe de precios, solo sabe que por fin tenía algo propio para abrazar", comentó una de las personas que participó en la coperacha.

Un recordatorio de empatía

Las imágenes del perrito jugando orgulloso con su peluche en el hocico no tardaron en inundar las redes sociales, donde miles de usuarios celebraron la nobleza de quienes prefirieron regalar un momento de felicidad a un ser que no tiene voz.

Este pequeño gran gesto en el corazón de Yucatán deja una lección clara: a veces, lo único que se necesita para cambiar el día de alguien (o de algún perrito) es un poco de empatía y la voluntad.

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