Es cierto que la Navidad ya pasó; sin embargo, el ambiente festivo prevalece y así será hasta el próximo 31 de diciembre, fecha en la que llegará a su fin el año 2023 e iniciará el tan anhelado Año Nuevo.
La Navidad sigue presente en la mayoría de hogares mexicanos, los cuales siguen adornados con árboles, luces, nochebuenas e infinidad de adornos navideños, pero ¿alguna vez te has preguntado a qué huele la Navidad?
¿A qué huele la Navidad?
Quizá no todas las personas se preguntan a qué huele la Navidad, pero sí alguna que otra, es por eso que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha revelado a qué huele esta emotiva festividad.
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La UNAM explicó que uno de los olores más característicos de esta temporada es el de “pino fresco”, principalmente por el olor que despiden los árboles de Navidad naturales, los cuales predominan en los hogares.
La Universidad Nacional Autónoma de México señaló que los pinos contienen más de 40 compuestos que hacen que su olor sean tan fuerte y característico, es por eso que se considera que la Navidad huele a pino.
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¿Qué compuestos componen el olor a “pino fresco”?
- Alfa-pineno: Este es un componente que abunda en las coníferas, regularmente se encuentran en la resina o corteza del tronco.
- Beta-pineno: Su olor es igual a la familia pineno, pero su estructura es diferente.
- Acetato de bornilo: Es un compuesto químico llamado ésteres, este es sumamente agradable para el ser humano. Su proporción dependerá de la especie del pino.
Según National Geographic, antes del cristianismo existía la creencia de que los árboles verdes y frondosos representaban la vitalidad y la pureza. En algunos países se colgaban ramas de pino en puertas y ventanas para ahuyentar los malos espíritus y las energías negativas.
¿Cuál es el origen del árbol de Navidad?
El árbol de Navidad es un símbolo de fertilidad y regeneración, la tradición surgió en Alemania y está relacionada con la fe cristiana. Llegó a México en el siglo XIX y se convirtió en un infaltable durante las fiestas decembrinas.
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Su origen se remonta al siglo VIII en Alemania, cuando Bonifacio taló un árbol de roble dedicado a Thor en Hesse y, tras leer el Evangelio, ofreció un abeto, que representaba la vida eterna. Finalmente, lo adornó con manzanas y velas.
Desde entonces comenzaron a talarse abetos durante la Navidad. En 1510 se encendió el primer árbol navideño en Estonia y Letonia, pero fue en 1800 cuando la tradición llegó a Finlandia, Inglaterra y el resto de Europa. Con el tiempo, las manzanas se convirtieron en esferas y luces, a las que se les asoció con Santa Claus.
La historia señala que el árbol de Navidad llegó a México de la mano del emperador Maximiliano de Habsburgo, pero existen indicios de que esta práctica ya era llevada a cabo por familias europeas asentadas en nuestro país.
