Entre tantas recomendaciones sobre lo que “deberían comer” los niños, a veces se pasa por alto lo más básico. Y sí, está genial darles a nuestros hijos verduras, frutas, ingredientes con omega 3… pero hay un alimento obligatorio que sigue sin estar en el radar de muchas familias, y que, según una pediatra formada en Harvard, debería ser parte esencial de la dieta infantil.
No es una comida exótica ni costosa. Son los humildes, maravillosos y subestimados: frijoles.
¿Por qué los frijoles son un alimento clave para los niños?
Pocos alimentos son tan completos como los frijoles. Tienen proteína vegetal de alta calidad, que es clave para el crecimiento, la energía y el desarrollo general. Y además, traen un combo de fibras (soluble e insoluble) que ayuda a mantener el sistema digestivo funcionando sin dramas. Bye, estreñimiento. Hola, digestión feliz.
También generan saciedad (esa sensación de “ya comí lo suficiente”), algo útil para evitar que los críos estén pidiendo botanas cada media hora. Y lo mejor: la fibra soluble ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en sangre, lo que reduce los bajones de energía después de comer.
Ah, y muchas variedades de frijol tienen todos los aminoácidos esenciales. Básicamente, es como darles un multivitamínico… pero natural, según explicó la Doctora Kelly Fradin al portal CNBC.
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¿Qué aportan los frijoles al cuerpo de un niño en crecimiento?
Un montón de cosas buenas. Para empezar: hierro, que es clave para llevar oxígeno por todo el cuerpo. También folato, ideal para el desarrollo celular, y magnesio, que ayuda al sistema nervioso y a los músculos a funcionar bien. Y si hablamos de energía, las vitaminas del complejo B que traen son un verdadero refuerzo para el cerebro.
Si se eligen frijoles como la soya o el edamame, hay un plus: grasas saludables como omega 3 y omega 6 que ayudan a fortalecer el corazón y el cerebro. Es decir, todo lo que un niño necesita para crecer sano y activo.
¿Cómo hacer que incluso los niños más quisquillosos acepten los frijoles?
Ese es justo el punto a favor de los frijoles: son súper versátiles. Hay mil formas de incluirlos sin que causen drama. Desde unas quesadillas con frijoles negros, hasta brownies hechos con frijoles (sí, ¡brownies!).
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Para los más pequeños, el edamame al vapor funciona genial. Y para quienes ya se animan a más sabores, un chili de lentejas o una sopita espesa es una gran opción.
Lo mejor es que además de nutritivos, los frijoles son baratos, duran mucho tiempo en la alacena y ayudan al medio ambiente. En serio, es el combo perfecto: bueno para el cuerpo, para el planeta y para el bolsillo.
