Los anillos de las latas siempre han estado ahí, discretos pero presentes. La mayoría piensa que solo sirven para abrir la bebida y ya. Pero no. Este pequeño aro de aluminio tiene otros propósitos, y algunos de ellos te van a sorprender. ¿Cuál es su verdadero uso? Aquí te contamos.
¿Para qué sirve realmente el anillo de la lata?
Aunque su función principal sigue siendo facilitar la apertura, el diseño del anillo no es accidental. De hecho, tiene un uso alternativo bastante curioso y muy práctico: sujetar el popote.
Basta con girarlo sobre su eje y colocar la pajilla en el centro del aro. Esto evita que el popote se mueva o se salga, sobre todo cuando la bebida está llena o con gas. Un detalle pequeño, pero bastante útil.
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Otros usos sorprendentes del anillo de la lata
Además de ayudar con el popote, muchas personas creativas han encontrado formas de reutilizar estos aros de las latas de sus bebidas favoritas, como agua mineral, refrescos o cervezas.
En Estados Unidos, por ejemplo, una marca de cerveza recomendó usarlo como anzuelo improvisado para pescar, e incluso ganó un premio por promover este tipo de reciclaje funcional.
Pero hay más usos, como:
- Sirven para encadenar perchas y ahorrar espacio en el clóset.
- Pueden convertirse en ganchos para colgar ropa interior.
- Hay quienes los usan para hacer cinturones artesanales o incluso aretes DIY.
Lo cierto es que, aunque parece un simple accesorio de empaque, el anillo de la lata es un buen ejemplo de diseño con potencial múltiple.
El origen de este diseño y por qué se volvió tan popular
Los anillos aparecieron por primera vez en los años 60, cuando un ingeniero estadounidense buscaba una forma más sencilla (y menos peligrosa) de abrir su cerveza. Antes de eso, era necesario usar herramientas o llaves especiales.
De acuerdo con datos del portal Industrial Physhics, el “pull-tab” original se arrancaba por completo, lo que causaba problemas de basura y heridas. Por eso, se evolucionó al diseño fijo que conocemos hoy. Interesante, ¿verdad?
Y aunque ya no se arranca, su ingenio sigue dando de qué hablar. Tal vez no cambie el mundo, pero el anillo de la lata demuestra que incluso los objetos más cotidianos tienen más de una vida posible.
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