Con este ritual del Feng Shui atraerás prosperidad y dinero a tu casa (serás la envidia)

El Feng Shui tiene raíces muy antiguas, pero lo curioso es que hoy más que nunca parece estar más vigente. Mucha gente lo ha integrado a su vida diaria no solo porque los espacios quedan más bonitos o equilibrados, sino porque hay una creencia fuerte detrás: cuando el entorno está en armonía, las cosas empiezan a fluir mejor. Entonces, ¿cuál es el ritual para atraer dinero y prosperidad, según esta filosofía ancestral?

Se habla de una energía llamada “chi”, que conecta todo lo que nos rodea. Y cuando esa energía se mueve bien, se nota —en la salud, en el estado de ánimo, en las oportunidades que aparecen—. Tal vez no se puede medir, pero sí se puede sentir.

Dentro de todo lo que propone el Feng Shui, hay un ritual que se ha vuelto muy popular para quienes buscan atraer prosperidad: el del arroz. Lo interesante es que no requiere nada sofisticado, solo algunos elementos fáciles de conseguir, pero llenos de simbolismo.

En un cuenco de cerámica se colocan granos de arroz, avena y brotes de alfalfa. Luego se enciende la mezcla y el humo que se genera empieza a recorrer los rincones del hogar.

Ese humo no solo perfuma: se cree que ayuda a mover la energía estancada y a sacar lo que ya no sirve. El recorrido por la casa se hace con calma, visualizando lo que se quiere atraer: más estabilidad, trabajo, ingresos, paz.

También se recomienda usar ropa blanca, no por superstición, sino porque simboliza limpieza, nuevos comienzos, una intención clara. El ritual es un momento íntimo, donde no se trata solo de seguir pasos, sino de conectar con lo que realmente se desea. Y eso, a veces, es lo más poderoso de todo.

Cada elemento tiene un sentido: el arroz simboliza abundancia, la avena representa estabilidad y los brotes de alfalfa están asociados al crecimiento. Al juntarlos, se crea un pequeño acto de intención que, según el Feng Shui, puede ayudar a transformar el entorno para favorecer la llegada de dinero.

Además del arroz, muchas personas recurren a rituales tradicionales como el laurel, que se quema mientras se visualiza un objetivo económico; el billete guardado en la cartera, que actúa como amuleto para mantener el flujo de ingresos; o el baño de sal marina, pensado para limpiar bloqueos energéticos y abrir espacio a nuevas oportunidades.

Estos rituales comparten un punto en común: la intención. Y si bien no garantizan resultados inmediatos, sí ofrecen un momento de pausa, claridad y propósito. Algo que, en tiempos de tanto ruido externo, no es poca cosa.