Los refranes mexicanos son de esas joyas del lenguaje que siempre están ahí, listos para salir al rescate en cualquier conversación. Son parte de nuestra cultura, de lo que escuchamos en casa, en la calle, en la sobremesa.
No siempre sabemos de dónde vienen, pero sí sabemos que casi siempre tienen razón. Algunos dichos consuelan, otros regañan con gracia, y muchos simplemente nos sacan una carcajada porque, aunque exagerados, algo de verdad tienen.
Esta lista con 38 refranes populares es, literalmente, un pequeño manual para entender (o enfrentar) la vida diaria. Como un kit de emergencia verbal que siempre vale la pena tener a la mano.
¿Qué son los refranes mexicanos y por qué se siguen usando?
De acuerdo con información de la Universidad Autónoma de México (UNAM), los refranes son frases cortitas, pero llenas de sentido. Dicen mucho con muy poco. En México, los usamos para todo: Para explicar algo, para dar un consejo sin regañar, o para cerrar una idea con humor.
A veces ni siquiera necesitamos contexto; basta con soltar el dicho y quien lo escucha ya entiende perfectamente a qué se refiere. Lo bonito de los refranes es que condensan experiencias humanas en imágenes simples, muchas veces cargadas de ironía o doble sentido.
Por eso no pasan de moda. Porque aunque cambien los tiempos, las situaciones que reflejan siguen siendo las mismas: El amor, la desilusión, la flojera, la suerte, el esfuerzo… todo cabe en unas cuantas palabras bien dichas.
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¿Cuáles son los 38 refranes mexicanos más usados?
Aquí va la lista completa de dichos mexicanos que vale la pena guardar, compartir o simplemente tener presente para cada momento oportuno:
- A caballo regalado no se le ve colmillo
- A chillidos de puerco, oídos de carnicero
- A Dios rezando y con el mazo dando
- A falta de pan, tortillas
- A palabras necias, oídos de mercader
- A todo puerquito le llega su San Martín
- Agua que no has de beber, déjala correr
- Ahora es cuando chile verde, le has de dar sabor al caldo
- Al mal paso, darle prisa
- Al perro más flaco se le van las pulgas
- Al que no le cuesta, lo vuelve fiesta
- Alegre el indio y le das maracas
- Amo de lo que callas y esclavo de lo que dices
- Amor de lejos... felices los tres
- Asegúrese de que su cerebro esté conectado antes de poner la lengua a funcionar
- Aunque se vista de seda, mona se queda
- Barriga llena, aviso de la cigüeña
- Bien sabe el diablo a quién se le aparece
- Buscas al burro y estás montado en él
- Calza Florsheim y deja huella de alpargata
- Calladita te ves más bonita
- Camarón que se duerme, no lo contratan de velador
- Candil de la calle, oscuridad de su casa
- Cayendo el muerto, soltando el llanto
- Como te ves me vi, como me ves te verás
- Con calma que llevo prisa
- Cuando el tecolote canta, el indio muere
- Cuando hay para carne es vigilia
- Cuando la limosna es mucha, hasta el santo desconfía
- Cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde
- Cuando no hay amor, ni las cobijas calientan
- Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar
- De los parientes y el sol, entre más lejos mejor
- De tal palo, tal astilla
- Del tamaño del sapo es la pedrada
- De las aguas calmas me cuide Dios, que de las bravas me sé cuidar yo solito
- Del plato a la boca... nadie se equivoca
- Dime con quién andas y te diré quién eres
¿Cuál es el origen de los refranes mexicanos?
Muchos refranes provienen de la época colonial, otros tienen raíces indígenas, y algunos más son adaptaciones de frases populares de España. Con el tiempo, se han transformado, se han mezclado con giros propios del habla mexicana y han adoptado referencias a la vida rural, urbana, política o religiosa. Eso explica por qué pueden sonar tan familiares, incluso sin haberlos escuchado antes.
Programa 01 de septiembre PARTE 2 | ¡Este mes patrio nos divertimos averiguando los refranes
Algunos hacen referencia a oficios antiguos, animales, objetos de uso común o costumbres que fueron cambiando, pero que siguen dejando huella en el idioma. También hay refranes modernos, más irónicos, que reflejan los cambios en la sociedad sin perder el estilo pícaro que los caracteriza.