A Gabriela la acusan de ratera, pero lo hace para que sus hijos no se queden sin comer. Gabriela le da un taco a sus hijos porque ella atiende la fonda; un taco no se le niega a nadie. Gabriela le avisó al dueño de la fonda que sus hijos comerían ahí y, al parecer, no hubo problema. Todo cambió con la llegada de María.