La ciudad de Chicago podría enfrentar un gran problema en su red de transporte interurbano si se concretan los fuertes rumores en torno al cierre de la actual terminal de autobuses del centro. La estación, utilizada por la empresa Greyhound, está en riesgo de decir adiós debido al vencimiento del contrato de arrendamiento, lo que dejaría a miles de pasajeros sin esta opción.
La incertidumbre sobre el futuro de esta instalación genera una gran preocupación entre los usuarios habituales del transporte público, quienes dependen de estos vehículos para moverse entre ciudades. El cierre de la terminal convertiría a Chicago en la ciudad más grande del hemisferio norte sin una estación de autobuses interurbanos, por lo que los dirigentes locales ya se encuentran barajando posibles alternativas.
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Jackson Street como opción temporal
Una de las soluciones que se propuso es la de trasladar más puntos de recogida y bajada a la estación de Jackson Street, justo afuera de Union Station. Aunque esta propuesta fue fuertemente criticada debido a la congestión que ya existe en el área.
La agencia gubernamental Amtrak, que también utiliza Union Station, expresó su preocupación por la falta de infraestructura adecuada para manejar el volumen de pasajeros durante las horas pico, especialmente con la construcción en Canal Street, que empeoraría la situación.
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Pese a las quejas, esta opción podría ofrecer una solución temporal. La ciudad, por su parte, debe seguir en la búsqueda de alternativas a largo plazo, como renovar el contrato de arrendamiento actual o construir una nueva terminal en otro lugar.
Una terminal intermodal: ¿la solución ideal?
Varios usuarios del transporte público plantearon la posibilidad de construir una terminal intermodal. La misma sería una instalación con un funcionamiento similar al de un aeropuerto, donde varias líneas de autobuses compartan la infraestructura.
Esta opción no solo resolvería el problema inmediato, sino que también proporcionaría una solución a largo plazo para los viajeros interurbanos. Crear una instalación moderna y eficiente podría facilitar considerablemente las conexiones entre ciudades.
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Por ahora, las discusiones continúan y mientras se acerca la fecha límite del contrato de arrendamiento, los gobernantes locales debe decidir cómo mantener a Chicago conectada sin sacrificar la calidad del transporte público.
