Julian Assange, el popular periodista, programador y activista detrás de WikiLeaks, continúa enfrentando una larga batalla judicial con los Estados Unidos. Si bien falta bastante para que todo esto llegue a su fin, el australiano tuvo una victoria personal recientemente.
Nacido en 1971, Assange se convirtió en un fenómeno en línea gracias a WikiLeaks, plataforma que se ganó la atención mundial en el 2010 al filtrar documentos secretos sobre la guerra de Afganistán, entre otros temas. Desde entonces, debió luchar constantemente contra el gobierno nacional y enfrontar cargos de espionaje.
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La extensa batalla legal de Assange
Recientemente, una corte de Gran Bretaña dio el visto bueno para que Assange pueda apelar su extradición a Estados Unidos, país que lo acusa de utilizar indebidamente información clasificada, alegando que su rol va más allá de ser un simple periodista.
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El debate legal se centra en las garantías ofrecidas por el país norteamericano sobre el tratamiento que recibiría Assange si fuera entregado y la incertidumbre sobre si sería juzgado como un periodista o como un criminal informático.
La defensa del australiano ha cuestionado la suficiencia de estas garantías, particularmente en lo que respecta a su derecho a ampararse en la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege la libertad de expresión.
La extradición que podría marcar un antes y un después en el periodismo
La decisión final sobre la extradición de Assange podría establecer un precedente significativo para el futuro del periodismo de investigación y la divulgación de información clasificada en la era digital. Si el periodista es enviado a Estados Unidos y condenado, marcaría un antes y un después en el rubro.
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El fundador de WikiLeaks sigue generando discusión entre quienes lo consideran un héroe de la transparencia y la exposición de datos, y aquellos que lo tachan de un peligro para la seguridad nacional.