La inseminación post mortem es un procedimiento médico que permite a una mujer concebir un hijo utilizando el esperma de su pareja fallecida. Esta técnica, aunque controvertida, ha brindado esperanza a muchas parejas que desean tener descendencia aun después de la muerte de uno de los miembros.
Es importante mencionar que la inseminación post mortem ha generado debates éticos y legales en todo el mundo. Los críticos argumentan que esta práctica puede ser una forma de manipulación genética y que no respeta los deseos del fallecido, ya que no puede expresar su consentimiento o rechazo a la concepción post mortem.
¿En qué consiste la inseminación post mortem?
En términos técnicos, la inseminación post mortem implica la extracción y preservación del esperma del hombre fallecido y su posterior utilización para fertilizar los óvulos de la mujer. Este procedimiento puede ser realizado tanto en parejas heterosexuales como en parejas del mismo sexo, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos.
Es importante destacar que la inseminación post mortem no es una práctica ampliamente aceptada ni legalizada en todos los países. Cada nación tiene sus propias regulaciones y restricciones en cuanto a la realización de este procedimiento.
¿Cuál es el tiempo límite para hacer una fecundación post mortem?
En cuanto al tiempo límite para realizar una fecundación post mortem, este varía según las leyes y regulaciones de cada país. Algunos países permiten la realización de este procedimiento hasta un año después del fallecimiento, mientras que otros establecen un límite de tiempo más corto, como seis meses o incluso tres meses.
La extracción de semen post mortem (ESP) para programas de fertilización in vitro es un procedimiento que se viene practicando desde los años 80.
¿Dónde está prohibida la inseminación post mortem?
En países como Alemania, Canadá y Francia, la inseminación post mortem está prohibida por completo. Estas naciones consideran que este procedimiento atenta contra la dignidad del fallecido y no respeta su autonomía reproductiva.
En el caso de Francia, en 1984, una Corte permitió la utilización de semen congelado para la procreación post mortem. Luego de este caso, la ley de bioética francesa prohibió la inseminación post mortem en cualquier caso, aunque permitió la transferencia de embriones post mortem si hay un consentimiento previo del padre, siempre y cuando la transferencia sea realizada en el año siguiente al fallecimiento.
En Estados Unidos, en 2000, Shenfield documentó una primera concepción por ICSI (Intra Cytoplasmic Sperm Inyection). Las legislaciones difieren de un país a otro y en muchos no hay legislación al respecto, así que dejan la decisión en las manos del médico o del centro hospitalario. Otros países, como Reino Unido, lo limitan a la previa obtención del consentimiento por parte del hombre.
¿Inseminación post mortem, una oportunidad?
Por otro lado, los defensores de la inseminación post mortem argumentan que esta técnica brinda una oportunidad única para que las parejas que han perdido a un ser querido puedan cumplir su deseo de tener un hijo juntos. Además, sostienen que el consentimiento previo y explícito del fallecido, así como los límites de tiempo establecidos, garantizan que se respeten los deseos y derechos de todas las partes involucradas.
En términos médicos, la inseminación post mortem es un procedimiento complejo que requiere de la colaboración de especialistas en fertilidad y embriología. Es fundamental contar con un equipo médico capacitado y experimentado para llevar a cabo este procedimiento de manera segura y eficiente.
