Durante décadas, el cine mexicano ha recibido el apoyo por parte del Gobierno de México, una parte de él a través de un fideicomiso legislado conocido como el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), el cual se encuentra en riesgo de desaparecer luego de ser incluido entre los más de 100 que presentan un “mal uso de recursos” según el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ante esta situación, los tres cineastas mexicanos más reconocidos a nivel mundial decidieron dar un paso al frente y unirse a una misiva integrada por más de 500 miembros de la comunidad. Se trata de Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, quienes firmaron la carta dirigida a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para solicitar que no eliminen el fideicomiso.
Y es que el amparo sobre la desaparición del Fidecine tiene programada la discusión en el pleno este miércoles 26 de abril, por lo que el texto asegura que su extinción podría representar un ataque a la Constitución Política de México, pues aseguran que “viola la garantía de los derechos humanos a la libertad de expresión y a la pluralidad cultural”.

Amparo por la desaparición del Fidecine se discutirá en el Congreso
“El decreto que extinguió Fidecine eliminó de la Ley esa garantía, y no la sustituyó por otra garantía que tuviera, al menos, el mismo nivel de protección. Eso es un retroceso”, se puede leer en la carta, pues de paso critican a programa llamado Fomento al Cine Mexicano (Focine), el cual queda como “mero programa presupuestal” y que podría desaparecer en cualquier momento.
Por otro lado, la carta expone que “las decisiones del Fidecine se tomaban, por así garantizarlo la ley, dentro de un órgano colegiado preponderantemente ciudadano (el Gobierno solo tenía dos votos, mientras que la sociedad civil contaba con cinco)", por lo que aseguran que este mecanismo se garantizaba la libertad de expresión y evitaba la censura gubernamental.
Por este motivo, y ante la ausencia de una ley que garantice este accionar, los cineastas consideran la desaparición del Fidecine como “regresiva y antidemocrática”.