El paste, un manjar que hoy asociamos con la gastronomía mexicana, tienen una historia más rica y compleja de lo que imaginamos. Su origen se remonta al siglo XIX, cuando mineros británicos llegaron a México y trajeron consigo una tradición culinaria que se adaptaría y evolucionaría hasta convertirse en un símbolo de la identidad hidalguense.
A mediados del siglo XIX, mineros provenientes de Cornwall, Inglaterra, arribaron a las minas de Real del Monte, Hidalgo. Junto con sus herramientas y conocimientos, trajeron consigo un alimento básico: el cornish pasty. Este pastel horneado, relleno de carne y vegetales, era ideal para los trabajadores de las minas, ya que podía transportarse fácilmente y mantenerse caliente por horas.
Al llegar a México, el cornish pasty se adaptó a los ingredientes locales y los gustos de la población. Se rellenó con papa, carne de cerdo y otros ingredientes, y se le añadió una característica trenza que servía para sujetar el paste y comerlo sin necesidad de cubiertos, una práctica muy útil para los mineros.
Un ícono de la gastronomía hidalguense
Con el tiempo, el paste se convirtió en un alimento fundamental en la dieta de los mineros y de la población de Real del Monte . Su producción se fue industrializando y hoy en día es una de las principales actividades económicas de la región.
Tradicionalmente, las familias del pueblo hacían los pastes y los vendían. Hoy en día, existen numerosas pastelerías que ofrecen una gran variedad de rellenos y tamaños, atendiendo tanto a los locales como a los turistas.
El significado de la trenza del paste
La trenza del paste tiene un significado especial. Originalmente, servía para que los mineros pudieran comerlo sin ensuciarse las manos, ya que no podían lavarse dentro de la mina. Hoy en día, es un elemento distintivo que identifica a este rico alimento y lo convierte en un símbolo de la cultura minera de Hidalgo.
Además de su valor histórico y cultural, el paste es un alimento nutritivo y delicioso. Su masa, elaborada con harina, manteca, agua y sal, encierra un relleno que puede variar desde el clásico de papa con carne hasta opciones más innovadoras como queso y champiñones.
El paste es un claro ejemplo de cómo la gastronomía puede ser un vehículo para preservar la historia y la cultura de un pueblo. Su origen británico y su adaptación a los ingredientes y costumbres mexicanas lo convierten en un plato único y representativo de la identidad hidalguense.