Durante más de dos décadas, los astrofísicos de todo el mundo observaron cómo el Sol seguía una trayectoria descendente hacia lo que parecía ser un mínimo prolongado de actividad. Sin embargo, en 2008 ocurrió lo inesperado: lejos de apagarse, nuestra estrella comenzó a mostrar señales de reactivación, sorprendiendo a la comunidad científica internacional.
El hallazgo fue presentado en The Astrophysical Journal Letters, en un estudio encabezado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA. Según el físico Jamie Jasinski, autor principal de la investigación, “el Sol está despertando lentamente”, contradiciendo así las predicciones más aceptadas.
Ciclos solares y su impacto en la Tierra
Los científicos conocen desde hace tiempo el ciclo solar de 11 años, también llamado ciclo de Schwabe, caracterizado por la variación en el número de manchas solares. Estas regiones más frías y oscuras, asociadas con campos magnéticos extremadamente fuertes, son indicadores directos de la actividad de nuestra estrella.
El Sol nos ilumina... pero también causa tormentas en el espacio que pueden impactar nuestros satélites, astronautas y tecnología.
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Para ayudarnos a comprender mejor la influencia del Sol, la próxima semana lanzaremos conjuntamente tres misiones que lo estudiarán. Aprende más:… pic.twitter.com/p9mlxs1CtO
Históricamente, se han registrado periodos de baja actividad, como el mínimo de Maunder (1645-1715) y el mínimo de Dalton (1790-1830), cuando las manchas solares prácticamente desaparecieron. Por ello, al observar la disminución constante desde la década de 1980 hasta 2008, muchos expertos creyeron que se avecinaba un episodio similar.
El viento solar da señales de recuperación
Lejos de entrar en un mínimo profundo, el ciclo solar 24 (iniciado en 2008) resultó ser débil, pero no definitivo. De acuerdo con la investigación, tras ese mínimo, el viento solar mostró un comportamiento inesperado: es un 6 % más rápido, 26 % más denso, 29 % más caliente y transporta un campo magnético un 31 % más fuerte que antes.
Este cambio obliga a reconsiderar las predicciones sobre la evolución de la actividad solar y a vigilar con más atención los posibles efectos en la Tierra.
Riesgos y oportunidades del despertar solar
El incremento de la actividad solar no es solo un dato científico: tiene consecuencias directas. Las tormentas solares pueden generar apagones de radio, afectar redes eléctricas y poner en riesgo satélites. También intensifican las auroras boreales y australes, espectáculos naturales que fascinan a millones de personas.
La NASA resalta la importancia de proyectos como IMAP y el Observatorio Geocorona Carruthers, que buscan mejorar la comprensión del clima espacial, crucial para proteger misiones a la Luna y Marte.
¡El Sol, bajo la mirada de tres observatorios! ☀️
— NASA en español (@NASA_es) September 19, 2025
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El futuro de los estudios solares
Los investigadores señalan que la debilidad del ciclo 24 fue probablemente una anomalía, no el inicio de un nuevo mínimo solar prolongado. Esto implica que debemos ir más allá del conteo de manchas solares y prestar atención a ciclos más largos, como el ciclo de Hale de 22 años, que podría ofrecer claves sobre el comportamiento magnético de nuestra estrella.
La conclusión es clara, el Sol está mucho más activo de lo que se creía, y entender este fenómeno será esencial para anticipar sus efectos en la vida en la Tierra y en la exploración espacial.