Tras el tercer round, ¿en serio sirven de algo los debates?

Cada debate fue una oportunidad para que los candidatos mostraran sus propuestas detalladamente, sin embargo, no pasaron de una burda exhibición de los errores del otro, argumentando con datos manipulados que magnificaban sus logros o que señalaban los tropiezos (¿delitos?) del de al lado.

Escrito por: Fernanda Ortega

Tras el tercer round, ¿en serio sirven de algo los debates?
¿Cómo aporta el debate ?

El domingo pasado se completó la trilogía de debates presidenciales ; seis horas repartidas entre tres encuentros en los que los candidatos a la presidencia de México se vendieron como la mejor opción para salvar o seguir transformando al país.

Cada debate fue una oportunidad para que los candidatos mostraran sus propuestas detalladamente, sin embargo, no pasaron de una burda exhibición de los errores del otro, argumentando con datos manipulados que magnificaban sus logros o que señalaban los tropiezos (¿delitos?) del de al lado.

Fueron debates en los que la discusión, la razón de ser de este tipo de encuentros, quedó a deber, con una Xóchitl atacando y atacando a una Claudia que prefirió ignorar y callar las afrentas para dedicarse a exaltar su gestión en CDMX y la del gobierno actual; y en los que Máynez propuso ideas buenas, pero difícilmente ejecutables, porque para qué preocuparse en cumplir las promesas con un tercer lugar en las preferencias de la gente, ¿no?

Con la poca información ofrecida en los puros debates, ¿cómo podríamos formarnos una idea de lo que proponen los candidatos? Si a esto le sumamos el miedo latente a ser rechazados cuando interactuamos con otras personas, lo más seguro es que las encuestas, sin importar quién esté a la cabeza, estén sesgadas.

¿Y las propuestas? Los mejores MEMES del tercer debate presidencial ya están aquí

Pero, ¿realmente sirven de algo los debates? Estudios como el de Do presidential debates matter? Examining a decade of campaign debate effects demuestran que el cambio de decisión del voto de un candidato por otro por parte del electorado después de ver los debates presidenciales es realmente bajo (3.5%), pues la gente ya tiene una idea clara desde antes de estos eventos. Si acaso, serían de ayuda para quienes no saben por quién votar (6.9%).

Entonces, si entendemos que lo común es que los votantes ya tengan en mente su elección desde tiempo atrás, y si a esto le sumamos el mal desempeño de los candidatos en los debates, siendo que parecen más shows de comedia (si no me creen, vean los debates para alcalde de Monterrey) que plataformas maduras de la democracia, ¿no valdría la pena reconsiderar la organización de estos para futuras elecciones?

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