“Nos quedamos sin nada”: así resisten los olvidados del huracán “Erick” en Oaxaca
Sin techo, sin comida y sin médicos: así sobreviven las familias de Playa Banco de Oro tras el paso del huracán Erick en Oaxaca.
Los estragos del huracán “Erick”, son evidentes en la comunidad de Playa Banco de Oro, en el municipio de Pinotepa Nacional, Oaxaca. Sin servicios básicos, con caminos destruidos y sin ayuda suficiente, decenas de familias intentan reconstruir lo poco que quedó de sus hogares.
Don Manuel Borges, uno de los habitantes más antiguos del pueblo, recuerda con tristeza cómo en cuestión de minutos, el viento borró su casa del mapa. “Desapareció el pueblo… los techos se volaron, nunca habíamos visto esto”, relató.
Niños sin ropa ni libros, padres sin esperanza
Ricardo, padre de familia, aún no sabe cómo explicarle a sus hijos que perdieron todo. “Se mojaron todos: la ropa, los libros, la mochila, los zapatos… todo”, dice con resignación. En Playa Banco de Oro, el huracán no solo arrasó viviendas, sino también la esperanza de cientos de familias.
Lilia Castellanos, otra habitante afectada, compartió que la comida ya escasea y que ni siquiera tienen maíz para hacer tortillas. “Estamos comiendo puro arrocito que nos dieron ayer en una despensa”, explica. No hay luz, ni agua potable, ni señal telefónica o de internet. La situación se agrava cada día.
Sin médicos ni medicinas: el abandono es total
La historia de Norma Aguilar, quien se cortó con una lámina mientras intentaba rescatar pertenencias de su casa, refleja otra carencia: la ausencia total de atención médica. “No hay doctor… nadie nos ha atendido”, denuncia.
Y no es la única comunidad afectada. Corralero, Del Añil, Lagartero, La Noria, El Carrizo, Arroyo Seco y Palomares también están en condiciones críticas, con caminos bloqueados que impiden el acceso de ayuda humanitaria.
Entre ruinas y esperanza: “vamos a volver a empezar”
A pesar del abandono gubernamental y el dolor de la pérdida, las familias damnificadas insisten en que volverán a levantar sus casas. Aún sin herramientas ni recursos, confían en el trabajo comunitario y en la solidaridad de quienes puedan apoyarlos.
El huracán “Erick” dejó destrucción, pero también exhibió la vulnerabilidad y resiliencia de las zonas rurales de Oaxaca, donde el desastre natural es solo el principio de un nuevo reto: sobrevivir sin ser olvidados.