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Irlanda comienza a excavar la fosa de casi 800 bebés: la herida abierta del abuso institucional

Las excavadoras han entrado en el antiguo hospicio de Tuam, iniciando así la búsqueda forense de casi 800 bebés y niños enterrados en una fosa común en Irlanda.

Memorial en el sitio de la fosa común de Tuam, Irlanda, con juguetes y flores en una valla. Símbolo de la tragedia de los 800 bebés del hospicio Bon Secours y la lucha por la justicia.
Juguetes, flores y mensajes cuelgan de la pared que rodea el memorial en el sitio del antiguo hospicio de Tuam, un tributo improvisado por familiares y ciudadanos a los 796 niños enterrados en la fosa común.|REUTERS
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Once años después de que la historiadora Catherine Corless destapara el horror, Irlanda ha comenzado a excavar. Bajo una estricta vigilancia forense, el 14 de julio se iniciaron los trabajos en el solar donde operó el hospicio de las Hermanas del Buen Socorro en Tuam, condado de Galway. El objetivo es recuperar los restos de 796 bebés y niños pequeños que, se cree, fueron enterrados en secreto en una fosa común entre 1925 y 1961.

La operación, dirigida por Daniel MacSweeney, marca un hito en la lucha de los supervivientes y familiares. Durante los próximos dos años, un equipo de expertos intentará exhumar, identificar y, finalmente, dar una sepultura digna a los niños olvidados por la Iglesia y el Estado. El acceso al sitio ha sido sellado para preservar la integridad, la prueba del crimen histórico.

Silencio sobre una fosa séptica

La tragedia de Tuam es la punta del iceberg de un sistema de abuso institucionalizado. Excavaciones preliminares en 2016 y 2017 ya habían confirmado la existencia de una “cantidad significativa” de restos humanos en una estructura subterránea que se asemejaba a una fosa séptica.

De los casi 800 niños fallecidos en la institución, solo dos constan como enterrados en cementerios locales, lo que alimenta la teoría de que el resto fue desechado clandestinamente.

Estos hospicios, junto a las Lavanderías de Magdalena, eran instituciones gestionadas por órdenes religiosas pero financiadas por el Estado irlandés.

Allí eran enviadas las madres solteras; sus hijos eran vistos como el producto del pecado, sufrieron negligencia, enfermedades y, según múltiples investigaciones, fueron utilizados en experimentos médicos y pruebas de vacunas.

“Lo que ocurrió en Tuam fue criminal”

Para los familiares, el inicio de las excavaciones es un momento agridulce. Anna Corrigan, quien busca a sus dos hermanos, John y William, presuntamente enterrados en el lugar, lo describió como un momento “a la vez bienvenido y doloroso”.

Su demanda, sin embargo, va más allá del duelo. “No descansaré hasta que mis hermanos reciban sepultura cristiana como es debido, y hasta que se haga justicia”, declaró a la prensa irlandesa. “Lo que ocurrió en Tuam fue criminal”.

Disculpas tardías y una justicia ausente

A pesar de la magnitud del escándalo, la respuesta oficial ha sido calificada de tibia. En 2021, el entonces primer ministro (Taoiseach), Micheál Martin, pidió disculpas oficiales en nombre del Estado, y la congregación del Bon Secours hizo lo propio.

Sin embargo, estas disculpas no han venido acompañadas de una investigación criminal en profundidad ni de la asunción de responsabilidades penales.

Con el inicio de las excavaciones, Irlanda se ve forzada a confrontar uno de los capítulos más oscuros de su historia.

Sin embargo, para los supervivientes, desenterrar los cuerpos no es suficiente. Exigen desenterrar la verdad, las responsabilidades penales y la complicidad de un sistema que prefirió el secreto a la compasión.

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