Con la propuesta de reforma a la Ley Federal del Trabajo, sobre la Licencia Menstrual presentada por la diputada Alicia Media en el congreso de la CDMX , se puso sobre la mesa, la menstruación y la monserga que, en ocasiones, puede resultar.
Pero a ver… Fuimos muy prontos para estar a favor, sin analizar el origen de esta problemática.
Si bien Japón fue “pionero” en otorgar licencias laborales por menstruación en 1947, entendamos el contexto de ese momento, que apenas dejaba atrás a la Segunda Guerra Mundial y donde la menstruación no era prioridad para la investigación científica.
Por lo tanto, se normaliza que las mujeres soportan dolores infernales y cambios hormonales que derivan en desbalances emocionales.
Entonces, la postura fue clara: reconocemos que esta cañón el periodo menstrual, pero debe ser normal, o sea parte de... pero como no podemos ser indiferentes, damos chance que se ausenten del trabajo.
Y ok, en principio y para 1947, la medida es comprensible, pero querer instaurarla en pleno siglo 2023, es ignorante e innecesario.
@aztecanoticias Si se van a subir al tema de la #menstruación, ¡háganlo bien! ¿Qué hay detrás la licencia menstrual? ¿El sistema de #salud está listo para otorgar certificados? #OpiniónFIA de @christian_larah otro punto de vista sobre un tema 'tabú' que estaba pendiente #LaOpiniónEsDeTodos ♬ sonido original - Azteca Noticias
¡Viva la licencia menstrual y el dolor de por vida!
Recordemos que la ciencia y la tecnología han avanzado de una manera inimaginable (pero no tanto, como para pedirle a Alexa que se aviente el periodo menstrual por nosotras) para diagnosticar el origen de dolores, esos dolores insoportables así como migrañas, náuseas, presión baja, vómitos y hasta desmayos.
Así que podemos decir con certeza que todos esos malestares NO son normales. Y no debemos aguantarlos como lo hicieron generaciones pasadas.
Menstruar no debe de ser un dolor de cabeza, ¿entonces cómo mejorar la licencia menstrual?
Estamos de acuerdo, cuando se trata de la menstruación es un tema que debe ponerse sobre la mesa, debemos hablarlo, tratarlo, y exigir al Estado garantizar la atención ginecológica gratuita y de calidad, a lo largo y ancho del país, y obvio contar con medicinas…
De esa forma, la calidad de vida de las mujeres se beneficia directamente, porque no es normal vivir con endometriosis, no es normal el síndrome premenstrual, no es normal tener ovarios poliquísticos o cualquiera que sea el trastorno que esté afectando un órgano.
¿Qué fue primero, la afectación de un órgano o el dolor del mismo?
Y eso significa atacar el origen del problema y no las consecuencias.
Les explico: como el Estado es incapaz en el cumplimiento de sus obligaciones a la hora de atender problemas ginecológicos, resulta más fácil aventar el problema a la Ley Federal del Trabajo…
Y pues sí, un porcentaje de su vida, será de dolor y cualquier trastorno que este lo genere, pero oye, eres mujer y te estoy validando… y como no tengo ni para cuando garantizarte una atención ginecológica digna y de amplia cobertura, te ayudaré, ya no sufrirás mi ineptitud en tu trabajo, sino en tu casa ¡Una maravilla¡ ¿No?
¡No! Y aquí viene algo más. En el debate público la gente aplaude la iniciativa del Congreso de la CDMX, pero en su aplicación es distinto.
¿Menstruar o no menstruar en el trabajo? Ese es el dilema…
Seamos honestos, lejos de beneficiar a las mujeres, solo aumenta la brecha entre hombres y mujeres, (y sí, somos diferentes, ya sé) ante las oportunidades laborales.
Además de una clara violencia de género, por ejemplo:
1. Poner en duda la toma de decisiones de una mujer, porque “está en sus días”, aunque nada tiene que ver,
2. Calificar bajo una lupa ejercicio de su trabajo, cuando se encuentre ausente.
3. Descartar a una mujer capaz de desempeñar tareas de mayor responsabilidad, porque “falta” dos días al mes.
Así que antes de continuar con estas propuestas (de tinte absurdo) ¿No sería mejor garantizar el acceso a la salud ginecológica a todas las mujeres del país?, desde las ciudades más concurridas, hasta la lejanía de la sierra donde miles de mujeres no cuentan ni siquiera con toallas sanitarias.
Lo peor, es que por eso cobran… por esas “ideas” convertidas en propuestas… o ¿Será que nuestros diputados viven en una realidad alterna y muy inepta?
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