¿Te muerdes constantemente los labios, los dedos o la piel de las uñas y no sabes por qué? Podrías padecer un trastorno psicológico conocido como dermatofagia. Te decimos en qué consiste y cuáles son sus síntomas.
¿Qué significa si me como mi propia piel?
La dermatofagia, traducido literalmente como ‘comer piel’, es un trastorno psicológico que se produce ante situaciones de estrés, ansiedad u otros hábitos nerviosos.
De acuerdo con algunos especialistas, el trastorno se presenta como una especie de “respuesta” ante situaciones que puedan llegar a generar estrés o ansiedad, porque la persona decide generarse un dolor físico para poder “distraerse” del dolor emocional que se está sintiendo.
En la mayoría de las ocasiones, el impulso de morderse los labios, los dedos o la piel de las uñas se asocia a otros problemas psicológicos como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
¿Qué provoca la dermatologia, el trastorno de comerse la piel?
Si la conducta de morderse la piel se convierte en un hábito, puede provocar lesiones graves en la parte afectada, que serán cada vez más notables e importantes, pues la persona asumirá que esta es la mejor estrategia de afrontamiento y la utilizará de manera recurrente.
Este hábito, de naturaleza nerviosa, puede aparecer conjuntamente con otros trastornos como la tricofagia, que consiste en morder o comerse el pelo, así como la onicofagia, en donde las personas suelen morderse las uñas.
En los casos más graves podría provocar lesiones de impacto o incluso úlceras, por lo que ser recomida recibir un acompañamiento psicológico en caso de detectar este hábito.
¿Cómo se cura la dermatofagia?
Las opciones de tratamiento de la dermatofagia pueden variar dependiendo del diagnóstico. Aunque una primera alternativa puede ser la psicoeducación, que consiste en educar e informar, tanto al paciente como a su familia, para brindar recursos más saludables que ayudarán a hacer frente al estrés o ansiedad.
Otra opción también será aprender estrategias que ayuden a identificar cuando el paciente se encuentra cerca de una situación de estrés, o un ‘disparador’, como es comunmente conocido, para que le sea posible disminuir sus efectos o su impacto sin la necesidad de lesionarse.
Finalmente, y en los casos más graves, los expertos recomienda acudir con un médico psiquiatra, quien será el encargado de determinar si el tratamiento psicológico debe acompañarse con psicofármacos.