Ciudad de México. A partir de colillas de cigarro es posible obtener celulosa destinada a la elaboración de papel; “esto es importante porque por cada tonelada procesada de esos desechos se podría evitar la tala de 14 árboles”, afirmó Leopoldo Benítez, egresado de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM.
El planteamiento del universitario surgió como su tesis de licenciatura en Biología. “Me percaté que las colillas estaban por todos lados: jardines, playas, pasillos, y hasta en las tarjas de los laboratorios; entonces pensé en cambiar el material del que están hechas, porque tardan hasta 12 años en degradarse. Además, aunque es un problema importante, mucha gente no está consciente de ello, no sabe que se trata de un residuo muy dañino para la salud y los ecosistemas”.
El joven científico se dio a la tarea de degradar estos desechos, y tras encontrar el microrganismo adecuado y lograr convertir el 25 por ciento en composta, pensó en cómo aprovechar el 75 por ciento restante. Así, ideó la manera de convertirlo en papel.
“Trituramos o molemos con agua la colilla tratada (un mililitro por cada una), sin contaminantes, y obtenemos algo similar a la pulpa de la celulosa. Con las colectas que hacemos en bares, restaurantes o lugares específicos, conseguimos cerca de 15 kilogramos de colillas por semana”.
Así, una fuente de contaminación de los suelos y el agua, que además contribuye al taponamiento de drenajes, podría aprovecharse e impactar en el cuidado del medio ambiente.
Una sola colilla puede contaminar hasta 50 litros de agua, porque está diseñada para retener sustancias tóxicas potencialmente cancerígenas, como el alquitrán, resaltó Leopoldo Benítez.
En México se desechan 50 mil millones de colillas al año, y en el mundo seis billones, sin disposición final, lo que convierte al proyecto del universitario en una idea innovadora con aplicaciones ecológicas.