A cuatro meses de haber sido víctima de una agresión sexual en grupo, Susan Saravia, una joven de 22 años originaria de San Francisco, Campeche, alza la voz para exigir a las autoridades que actúen con prontitud.
El crimen ocurrió el 30 de marzo de este año, y a pesar de la denuncia y las pruebas presentadas, el caso ha avanzado de forma lenta. De los tres agresores identificados, solo uno ha sido detenido, mientras que los otros dos permanecen en libertad.
Solo uno de los tres agresores ha sido detenido, mientras los otros permanecen en libertad
La joven, que ha tenido que exponer su caso en redes sociales para ser escuchada, sospecha que la falta de avances podría estar relacionada con posibles vínculos de los agresores con funcionarios públicos.
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En entrevista para Hechos AM, Susan compartió el agotamiento y la frustración que siente al tener que revivir constantemente el episodio para ser tomada en cuenta. Aunque las mamás de los otros dos agresores emitieron un comunicado asegurando que se entregarían, esto no ha sucedido hasta el momento.
Susan Saravia alza la voz: la justicia tarda tras su agresión sexual en grupo
La joven explicó que lo que sufrió fue catalogado como una “violación equiparada con violencia”, según los resultados del examen pericial.
Susan expresó su indignación por la inacción de la justicia, ya que desde el primer día, menciona, se sabía quiénes eran los agresores y dónde se encontraban. Ella señala que si las autoridades hubieran actuado a tiempo, los presuntos responsables no habrían tenido la oportunidad de esconderse.
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Respuestas vagas, es todo lo que ha recibido. Por el momento, el único agresor detenido se encuentra vinculado a proceso.
Susan Saravia no busca lástima, sino justicia
En el aspecto personal, Susan ha estado recibiendo atención psicológica desde que denunció los hechos, buscando apoyo para su recuperación. Aunque tiene días difíciles, encuentra fortaleza en su familia y en el apoyo que ha recibido del público. También reveló que uno de sus agresores, de nombre Yeshua, era su amigo cercano, una traición que le causa un gran dolor y que la ha llevado a entender que no se puede confiar en las personas.
La joven envió un mensaje contundente a las mamás de los agresores, afirmando que mientras ellos tienen el privilegio de prepararse para entregarse a las autoridades, ella tuvo que vivir la brutalidad del momento. Con su testimonio, Susan no busca lástima, sino una justicia que le fue negada desde el principio.