Lo que hasta hace unos meses era el paraíso turístico soñado por miles de extranjeros, hoy es casi un desierto. La ocupación hotelera en Tulum se ha desplomado a niveles históricos de apenas un 25% en los últimos meses, y el “Tulum Mágico” del que todos hablaban se está convirtiendo en un lugar que, según sus propios habitantes, “está desapareciendo”.
En este reportaje de Carolina Rocha para Hechos Sábado, se visitó lo que en algún momento fue esplendor y referencia turística. Esta marea baja repentina no solo vació las playas; está dejando varados y sin sustento a los más vulnerables, a los miles de trabajadores que viven en la “otra Tulum": la de las colonias irregulares, sin servicios y ahora, sin empleo.
¿Qué está pasando en Tulum? Así está la situación
Mientras se debate si la crisis fue causada por el cobro en la Reserva del Jaguar, el sargazo, la inflación o el abuso en los cobros, el golpe ya aterrizó en la llamada “invasión”, el polígono sin lujos donde habitan los más de 6 mil trabajadores que atienden al sector turístico.
“El golpe, la dureza de la crisis se vive aquí", resume un testimonio. “Aquí nos tienen olvidados. Ya bajó el trabajo, no hay”.

Un hotel que llegó a tener 160 empleados, hoy opera con apenas 35; el resto fue despedido. Pero la verdadera tragedia la vive gente como Jacinta. Ella era empleada doméstica y hoy, junto a sus hijos, trabaja “por lo que sea”, incluso por 200 pesos.
“La verdad sí está muy duro porque a los otros no los apoya nadie”, confiesa Jacinta.Ahora recolecta latas para poder sobrevivir y pagar una renta de 2,500 pesos mensuales en un cuarto sin servicios básicos. Además, lucha por comprar las medicinas para su hijo con autismo.
La historia se repite con Gilberto, quien lleva cinco años en la invasión. Saca agua de un pozo prestado y se “cuelga” de la luz de un vecino. Una lesión lo dejó sin trabajo en un colectivo y ahora intenta vender naranjas, pero la realidad es desoladora: “No hay gente, todos están yendo”.
El “desierto” también llega a la zona hotelera
La crisis que nació en las colonias irregulares ya es visible en la famosa avenida principal. “Si pasas por la Avenida Tulum, se ve como un ‘desierto’. Incluso la zona hotelera, a la una o dos de la tarde, está ‘todo desierto’”, relata un residente que llegó en 2018.
Negocios icónicos y que eran símbolo de la bonanza han comenzado a cerrar o a reducir sus operaciones: un popular negocio de mariscos, la tradicional Barbacoa de Tulum y hasta Batey, el famoso bar de mojitos, tuvo que cerrar la mitad de su turno.
Para los habitantes, la causa de la crisis es irrelevante; ellos pagan las consecuencias. “No importa quién lo hizo, porque ellos pagan”, reflexiona un entrevistado, resumiendo la gran crítica al modelo Tulum: "¿En qué bienestar nos dan al pueblo? No bienestar para ellos, porque ellos son los que se están llenando la bolsa”.












