Todos conocemos a una o a varias personas que hablan hasta por los codos. Se trata de alguien que, sin importar las circunstancias ni el lugar, necesitan emitir su opinión o contar algo, dejando muy poco lugar para el silencio.
¿Cómo salir de una relación tóxica?: Esto dice la psicología
Según la psicóloga Olga Albaladejo, hablar en exceso no responde solamente a una cuestión de tener una personalidad extrovertida, sino que muchas veces hay personas a las que el silencio les resulta incómodo. Los expertos explican de qué se trata.
¿Cuáles son las razones de hablar mucho?
Para la psicóloga, las razones más frecuentes que llevan a una persona hablar sin poder callar están asociadas a procesos de ansiedad y también están los que buscan conversar para evitar conectar con emociones incómodas. Para cualquiera de las situaciones, hablar sirve como un mecanismo de defensa que impide sentir e incluso reflexionar.
En otros casos, explica la profesional, hablar sin parar es una estrategia para controlar la situación y reducir la posibilidad de habla de la otra persona. Esto suele suceder mayormente en circunstancias donde una persona se siente rechazada y no quiere afrontar comentarios incómodos de la otra parte.
Además, el silencio es otra de las razones que explican esta acción. Hay quienes se sienten incómodos y encuentran vacíos en el silencio, por eso tratan de evitarlo a toda costa. Por otra parte, quienes hablan sin poder callarse pueden estar utilizando este recurso como una reacción a sucesos del pasado y decir lo que siempre le fue negado, remarca Albaladejo.
¿Cómo dejar de hablar sin parar?
Para quienes han notado que hablan sin parar y quieren mejorar esto, la psicóloga Olga Albaladejo da algunos consejos útiles a tener en cuenta. La experta aclara que no se trata de callar, sino de comunicarse con mayor conciencia.
Para ello, Albaladejo recomienda instrumentar las siguientes técnicas:
- Pensar antes de hablar qué voy a decir, por qué lo voy a decir y si es el momento adecuado para expresarlo.
- Escuchar sin interrumpir ni adelantarte a la respuesta de la otra persona.
- Debes aceptar el silencio como parte natural del diálogo.