El aroma del café recién hecho es, para muchos, uno de los placeres más reconfortantes del día. Sin embargo, esa última taza de la tarde podría estar saboteando tu descanso nocturno sin que lo sepas. ¿Por qué? La respuesta está en la ciencia, y es más interesante de lo que imaginas.
¿Qué hace la cafeína en nuestro cuerpo?
Cuando disfrutamos de una taza de dicha bebida, la cafeína comienza su trabajo silencioso aproximadamente 30 minutos después. Como un director de orquesta para nuestro sistema nervioso, nos mantiene alertas y enfocados. Lo fascinante es que sus efectos pueden persistir hasta seis horas o más, variando según la sensibilidad de cada persona.
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¿A qué hora ya no deberías tomar café?
Si eres de los que se acuesta alrededor de las 23:00 horas, marca este dato en tu agenda: la última taza de café debería ser entre las 16:15 y las 16:30. Este horario no es arbitrario, pues está respaldado por estudios que demuestran que necesitamos dar tiempo suficiente para que la cafeína se metabolice antes de dormir.
¿Qué alternativas tenemos para las tardes?
No todo está perdido si eres amante de las bebidas calientes por la tarde. El té puede ser tu mejor aliado, ofreciendo un impulso más suave y gradual. También está el café descafeinado, que te permite mantener el ritual sin los efectos estimulantes. Pero, ¿cómo podemos saber si estamos excediendo el límite?
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¿Cómo saber si estamos excediendo el límite?
En este sentido, los expertos nos dan una referencia clara: entre 100 y 300 mg de cafeína al día es lo ideal, con un máximo de 400 mg. En términos prácticos, esto significa dos o tres tazas de café. Si notas dolores de cabeza frecuentes, ansiedad o problemas para dormir, podría ser una señal de que es momento de reducir tu consumo.