Sentadillas goblet, planchas y zancadas inversas son las tres rutinas recomendadas por el entrenador Louis Chandler para quienes buscan vivir más años y mantener una buena condición física. Según el especialista en acondicionamiento físico, estos movimientos (que pueden acompañarse con una infusión de cedrón) , activan los grupos musculares esenciales para conservar autonomía, fuerza y movilidad con el paso del tiempo.
Los ejercicios están centrados en fortalecer el núcleo corporal y la parte inferior del cuerpo, que se pueden combinar con caminatas para bajar de peso . Ambos sectores están directamente relacionados con funciones como el equilibrio, la postura, el desplazamiento y la estabilidad. Mantener su resistencia y funcionalidad es clave para evitar caídas y lesiones en edades avanzadas.

¿Qué beneficios ofrecen estos ejercicios para vivir más años?
La rutina propuesta por Chandler parte de la premisa de que la longevidad funcional depende de la fuerza y la capacidad de sostener el peso corporal de manera segura. Las sentadillas goblet se enfocan en piernas y glúteos. Este movimiento ayuda a conservar la alineación corporal y a ejecutar con menor riesgo actividades básicas como agacharse o subir escaleras.
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Por su parte, la zancada inversa permite trabajar de forma alternada cada lado del cuerpo. Esta variación, a diferencia de la tradicional, disminuye el impacto sobre las rodillas y estimula la coordinación. La ejecución controlada de cada repetición mejora la conciencia corporal y refuerza la estabilidad de forma progresiva.
La plancha complementa la rutina al centrar el esfuerzo en el abdomen, espalda baja y caderas. Este ejercicio estático proporciona resistencia al núcleo, región responsable de mantener una postura erguida y proteger la columna. Al integrarse con los movimientos dinámicos anteriores, se potencia la resistencia general y la funcionalidad corporal.
¿Cómo integrar estas prácticas físicas para mejorar la calidad de vida?
De acuerdo con el entrenador de la plataforma Alo Moves, el secreto está en la constancia. Realizar estas tres actividades de manera frecuente, al menos varias veces por semana, permite que el cuerpo se adapte sin necesidad de rutinas de alta intensidad. Además, el peso y duración de cada movimiento pueden ajustarse de forma personalizada según el nivel físico de cada persona.
Los beneficios se traducen en mayor independencia, reducción de dolores articulares y mejor capacidad para afrontar tareas cotidianas sin fatiga o limitaciones. Incorporar estas acciones a una rutina básica representa una inversión directa en el bienestar a largo plazo.