Este martes 22 de julio, el mundo del entretenimiento se vistió de luto con la noticia del fallecimiento de Ozzy Osbourne, ícono del rock y vocalista de la legendaria banda Black Sabbath, a los 76 años. Su familia confirmó que el artista murió rodeado de sus seres queridos, dejando atrás una carrera que marcó a generaciones y una inesperada conexión con el futbol inglés.
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Nacido en Birmingham, Reino Unido, Ozzy fue pionero del heavy metal, primero con Black Sabbath y luego como solista. Su voz rasposa, su estilo irreverente y su capacidad para reinventarse lo convirtieron en una figura inmortal del género. Álbumes como Paranoid, Blizzard of Ozz y No More Tears son parte del ADN musical de millones. Vendió más de 100 millones de discos, ganó cinco premios Grammy y fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll tanto como solista como con su banda.
El último concierto de Ozzy Osbourne en el Villa Park
Pero más allá de los escenarios, Ozzy también dejó huella en el mundo del deporte. Su vínculo con el Aston Villa, club de la Premier League, fue profundo y emocional. En 2024, protagonizó una campaña junto a Dibu Martínez y Geezer Butler para presentar la nueva camiseta del equipo, en una producción que mezcló humor, nostalgia y rock. Además, su último concierto se realizó en el mítico Villa Park, estadio del Aston Villa, donde más de 40 mil personas lo ovacionaron y millones lo vieron en línea.
Ozzy había compartido que de niño cuidaba autos afuera del estadio para ganarse unas monedas, y que su padre lo llevaba a los partidos. Aunque no fue futbolista, su historia con el club fue tan auténtica que se convirtió en uno de sus hinchas más reconocidos.
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Su despedida musical fue tan épica como su vida: desde un trono adornado con murciélagos y calaveras, interpretó clásicos como Crazy Train y Iron Man, cerrando con Paranoid junto a los miembros originales de Black Sabbath.
Hoy, el rock pierde a una leyenda, y el futbol a uno de sus aficionados más emblemáticos. Ozzy Osbourne fue más que un cantante: fue un símbolo de resistencia, pasión y autenticidad. Su rugido se apaga, pero su legado seguirá resonando en estadios, escenarios y corazones.