El entrenamiento de fuerza constante, una rutina flexible y la conexión emocional con el entorno del gym (que tiene estos 10 mandamientos) , son los tres elementos clave que explican por qué Elaine Paddor, a los 80 años, conserva un estado físico que visualmente se asocia a una persona de 50. Su actividad regular en el gimnasio, combinada con ejercicios funcionales y un enfoque intuitivo del movimiento, ha sostenido su salud física sin seguir programas estrictos. psicología
Desde su llegada al gimnasio a los 37 años, aunque le dio vergüenza el gym al principio (algo explicado por la psicologia) , la constancia en los ejercicios ha sido el patrón que se repite en su día a día. Incluso durante años en los que la actividad fue menor, se mantuvo físicamente preparada para retomar sin perder el ritmo. A partir de los 58, su disciplina en el trabajo de fuerza volvió a consolidarse y se mantuvo ininterrumpida hasta hoy.

¿Qué ejercicios hace una mujer de 80 años para verse como de 50?
La rutina de Elaine se basa en ejercicios sin maquinaria avanzada, centrados en movimientos de peso corporal. La práctica incluye flexiones de tríceps, dominadas asistidas, fondos, extensiones de cuádriceps y elevaciones de piernas colgando de la barra, todo en series de alta intensidad, ejecutadas al fallo muscular.
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Además, su entrenamiento se adapta día con día. En lugar de seguir planes establecidos por entrenadores, se enfoca en escuchar sus sensaciones físicas. Si un ejercicio resulta fácil, aumenta repeticiones o añade carga. Si alguna actividad causa incomodidad, modifica el movimiento o lo sustituye por otro.
En conversación con Women’s Health Mag , cada sesión de fuerza es complementada por un breve recorrido en bicicleta de ida y vuelta al gimnasio, el cual se integra como parte del calentamiento cardiovascular. La duración promedio del entrenamiento no supera los 45 minutos, pero su intensidad garantiza el estímulo adecuado.
¿Cómo influye el entorno del gimnasio en la longevidad y bienestar físico?
El aspecto social en su práctica es un componente importante. Las interacciones en el gimnasio, como la que surgió con la entrenadora Laura Somers, fortalecen el compromiso y aportan orientación complementaria. Este acompañamiento ha influido también en la alimentación, con un enfoque balanceado en proteínas y sin renunciar a alimentos de preferencia.
La sauna posterior a cada entrenamiento se convierte en un espacio para socializar, reflexionar y continuar en movimiento, reforzando el aspecto emocional del ejercicio. La aceptación del proceso natural de envejecer también forma parte de su enfoque.