La historia del éxodo deportivo cubano ha escrito un nuevo capítulo en los Juegos Panamericanos Juveniles de Asunción, Paraguay. Cuatro atletas de la delegación, tres remeros y una jugadora de balonmano, han desaparecido de su hotel, en lo que las autoridades locales ya tratan como un claro caso de deserción para escapar del régimen que azota la isla.
El hecho, confirmado por el Ministro del Interior de Paraguay, Enrique Riera, se suma a una larga y dolorosa lista de deportistas de élite que han aprovechado competencias internacionales como una puerta de salida de su país en busca de un futuro profesional y personal que les es negado en la isla.
¿Cómo fue la fuga de atletas cubanos en Paraguay?
La alarma se encendió la noche del pasado miércoles 13 de agosto, cuando los cuatro atletas, todos mayores de edad, no regresaron al hotel donde se hospedaba la delegación cubana. Tras la denuncia de los directivos del equipo, la Policía Nacional de Paraguay emitió una alerta preventiva para localizarlos.
El ministro Riera fue claro al señalar que, aunque oficialmente no han solicitado asilo, todo apunta a una deserción. Este es el primer paso que suelen dar los deportistas que buscan refugio en otro país, un proceso que puede tardar días en formalizarse mientras se aseguran de no ser localizados por su propia delegación.
¿Por qué los deportistas cubanos desertan cuando pueden?
La deserción de atletas cubanos es un fenómeno con décadas de historia, impulsado por una combinación de factores económicos, profesionales y de libertades personales. En Cuba, los deportistas son considerados empleados del Estado y sus salarios son ínfimos en comparación con lo que podrían ganar en ligas profesionales internacionales.
Para muchos, especialmente en disciplinas como el béisbol, el boxeo o el atletismo, la única vía para acceder a los circuitos más competitivos y a una remuneración que cambie sus vidas y las de sus familias es abandonar el país. Este éxodo representa una decisión de alto costo personal, ya que a menudo implica dejar atrás a sus seres queridos y enfrentarse a la prohibición de regresar a la isla por años, siendo calificados como “traidores” por la dictadura cubana.