Fernanda Ortega | Para el cáncer de mama: Ni decencia, ni pudor

Ser una persona conservadora también se manifiesta como una actitud pudorosa y cuando se trata de autoexplorarse, es peor, pues el cáncer es silencioso.

fernanda Ortega Cancer de mama

Escrito por: Fernanda Ortega

El conservadurismo en México sigue siendo una barrera para el desarrollo social. Y conste que no se trata de entrar al juego de polarizar, como en los últimos cuatro años se ha hecho, sino de comprender que esta ideología va más allá de una cuestión política.

Ser una persona conservadora también se manifiesta como una actitud pudorosa. Es alguien a quien le cuesta hablar de su cuerpo y mostrarlo tal como es, pues le avergüenzan sus arrugas, lunares, formas, texturas y protuberancias. Verse descubierto es sentirse vulnerable.

Y esto sucede aun en cuestiones de salud. Ya sea por culpa del típico esposo machista que cree que nadie tiene por qué ver lo que es ”suyo”; porque una mujer se sienta incómoda al exhibir lo más íntimo de su físico, o porque “toquetearse” el cuerpo es indecente, ir al oncólogo con regularidad y hacerse al mes autoexploraciones de las mamas, es algo que no cabe en la mente de muchas mujeres de la actualidad.

¿Cuáles son las consecuencias de este conservadurismo pudoroso?

Bueno, en una enfermedad como el cáncer de mama, en la que, según la OMS, los tumores son la principal causa de defunciones, el no detectar a tiempo un bulto o alguna anomalía en los senos, es cuestión de vida o muerte.

De acuerdo con el INEGI, el cáncer de mama es la primera causa de muerte por cáncer en las mexicanas, y entre más avanza la edad, hay más probabilidades de tener un tumor maligno.

¿Cuántas mujeres no se arrepentirán de haber dejado pasar sus citas de mamografía o de haber hecho caso omiso de las campañas de prevención y detección? Tal vez por algún tiempo no exista una cifra exacta, sin embargo, esta pregunta nos lleva a reflexionar sobre el respeto que le tenemos a nuestro cuerpo.

Pocas cosas más importantes que nuestra salud, contadas con los dedos de una mano, diría yo. De forma que no solo se trata de hacer conciencia en este mes rosa, o de ponernos en la solapa el clásico listón del mismo color, porque el cáncer no se espanta con unas cuantas acciones, sino que se supera con una detección oportuna, sin decencia ni pudor.

Dejemos de ser una sociedad que se avergüenza de sus propios cuerpos y seamos una sociedad libre e informada para empezar a salvar miles de vidas. ¡No puede ser tan complicado!

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