¿Cómo es entrar a un campo de exterminio ACTIVO? La estremecedora realidad en Tamaulipas

Fuerza Informativa Azteca acompañó al colectivo “Amor por los Desaparecidos” a su último hallazgo: un campo de exterminio a solo 25 km de Reynosa, Tamaulipas.

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Política

Por: Carlos Alberto Pérez

Con información de: Roberto Domínguez

Lo que para muchos podría parecer una escena sacada de una película de guerra, es en realidad el día a día para decenas de madres buscadoras en Tamaulipas. Entrar a un campo de exterminio posiblemente activo no solo implica enfrentarse a la muerte, sino también a la omisión, al olvido institucional y al riesgo latente por parte del crimen organizado.

Un equipo de Fuerza Informativa Azteca (FIA) acompañó al colectivo “Amor por los Desaparecidos” a su más reciente hallazgo: una quinta abandonada a 25 kilómetros del centro de Reynosa, presuntamente utilizada por el Cártel del Golfo como centro de desaparición y quema de cuerpos.

“Esto es una costilla humana”: Describe madre buscadora de Tamaulipas

Lucinda Aranda, una madre que lleva tres años buscando a su hijo, camina en el predio, entre las ramas, con una mirada firme, pero cargada de dolor. De pronto, se agacha, recoge algo del suelo y lo muestra:

“Esto es una costilla humana”, responde. “Tiene porosidad, tiene una curvatura, el tamaño... el de un animal es más pequeño. Este es parte del esternón”, dice sin dudar.

Lucinda no es experta forense, pero la experiencia la ha hecho aprender a distinguir huesos humanos de los que no lo son. Su declaración es contundente: lo que encontró es parte de un cuerpo humano. Y no es lo único.

La quinta cerca de Reynosa está perforada con impactos de bala de alto calibre
La quinta cerca de Reynosa está perforada con impactos de bala de alto calibre | Foto: FIA

Restos humanos expuestos al aire libre en quinta de Reynosa

El lugar, aunque ya fue visitado por la Fiscalía del Estado, no está asegurado. A simple vista hay restos óseos, dientes, fragmentos calcinados y montículos de tierra sospechosos.

“Ese día vino Fiscalía y levantó lo que estaba expuesto, pero con esta nueva visita vemos que no levantaron todo lo que está aquí”, lamenta Lucinda.

La fachada del inmueble está acribillada por impactos de bala de alto calibre, mientras que en los alrededores de una alberca seca se hallan restos humanos esparcidos, muchos de ellos al alcance de cualquiera que se acerque.

Tamaulipas, un cementerio clandestino

Según el colectivo, este sitio es solo uno de al menos 18 puntos similares distribuidos por todo Tamaulipas, donde se presume podrían encontrarse los restos de algunos de los 13 mil 426 desaparecidos que tiene oficialmente el estado.

Edith González, líder de “Amor por los Desaparecidos”, lo dice sin rodeos:

“Tamaulipas es un cementerio clandestino. No solo en las afueras, también en las narices de las autoridades”.

Recuerda que en junio de 2023, muy cerca de este lugar, fueron localizadas 16 fosas con 29 cuerpos, pero denuncia que ninguno de los 18 sitios reportados a la Fiscalía ha sido procesado completamente. “Ahí siguen los restos, y muchos de esos lugares, el crimen organizado los sigue reutilizando”, advierte.

Hoy, en sus manos sostiene un diente que recogió del suelo. “Este es un diente” pero fue solo uno de varios, los cuales muestran algo de esperanza por la cantidad de ADN que se puede extraer de estos ejemplares.

La situación forense en Tamaulipas es crítica. Miles de fragmentos óseos no han sido analizados ni identificados, y mientras tanto, las madres buscan en condiciones de peligro extremo.

El gobierno: ausente y omiso

Ambas líderes coinciden en una cosa: la indiferencia del gobierno. “El gobierno de López Obrador fue de puertas cerradas. Nunca recibió a ningún colectivo”, acusa Lucinda; mientras que Edith complementa: “Lo más triste es que el gobierno ni siquiera reconoce el problema. Si no lo reconoce, ¿cómo va a enfrentarlo?”.

Mientras los funcionarios siguen sin responder, las madres siguen saliendo al campo, arriesgando su vida, caminando entre huesos, basura y silencio.

Un campo de exterminio activo

Lucinda señala una pila de tierra mezclada con fragmentos calcinados: “Aquí pensamos que los quemaban. Luego los juntaban y los tiraban. Por eso hay montículos dispersos por toda el área”.

El riesgo de estar en el lugar es alto. Durante la visita, el equipo tuvo que abandonar la zona abruptamente por la presencia de personas sospechosas. La sensación era clara: el sitio podría seguir siendo utilizado por el crimen organizado.

Como no podía ser de otra forma, la retirada del lugar fue forzada y abrupta, pues gente sospechosa se acercó a merodear. Hay mucho temor porque este sitio, que ya fue asegurado alguna vez, pueda seguir siendo sede de actos atroces.

A pesar del miedo, del abandono institucional y del dolor, las madres buscadoras no se rinden. Lo que para otros sería un lugar aterrador, para ellas es una posibilidad de encontrar una respuesta. Así es como se vive al entrar a un posible campo de exterminio activo en Tamaulipas.

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