Nuevos conocimientos sobre la vida de un agujero negro han sido obtenidos gracias a los datos del telescopio espacial Spitzer de la NASA , que ya se encuentra retirado. Esta vez nos muestran cómo es que se alimenta uno.
De acuerdo con el Spitzer, corrientes de polvo de miles de años luz de largo que fluyen hacia el agujero negro supermasivo en la galaxia de Andrómeda. Estas corrientes ayudan a explicar los hábitos alimenticios de estos monstruos cósmicos.
Un festín constante y silencioso
A medida que los agujeros negros supermasivos devoran gas y polvo, el material se calienta justo antes de caer, creando espectáculos de luces increíbles, a veces más brillantes que una galaxia entera llena de estrellas. Cuando el material se consume en grupos de diferentes tamaños, el brillo del agujero negro fluctúa.
Sin embargo, los agujeros negros en el centro de la Vía Láctea (la galaxia natal de la Tierra) y Andrómeda (uno de nuestros vecinos galácticos más cercanos) se encuentran entre los devoradores más silenciosos del universo. La poca luz que emiten no varía significativamente en brillo, lo que sugiere que están consumiendo un flujo pequeño pero constante de alimentos, en lugar de grandes grupos.
Simulando la alimentación de un monstruo cósmico
A principios de este año tomó la hipótesis de que un agujero negro supermasivo silencioso se alimenta de un flujo constante de gas y la aplicó a la galaxia de Andrómeda. Utilizando modelos informáticos, los autores simularon cómo podrían comportarse con el tiempo el gas y el polvo en las proximidades del agujero negro supermasivo de Andrómeda.
La simulación demostró que podría formarse un pequeño disco de gas caliente cerca del agujero negro supermasivo y alimentarlo continuamente. El disco podría reponerse y mantenerse mediante numerosas corrientes de gas y polvo.
Sin embargo, los investigadores también descubrieron que esas corrientes deben permanecer dentro de un tamaño y caudal determinados. De lo contrario, la materia caería en el agujero negro en grupos irregulares, provocando más fluctuaciones de la luz.
Cuando los autores compararon sus hallazgos con los datos de Spitzer y el
Telescopio Espacial Hubble de la NASA
, encontraron espirales de polvo previamente identificadas por Spitzer que encajaban dentro de estas limitaciones. A partir de esto, los autores concluyeron que las espirales están alimentando el agujero negro supermasivo de Andrómeda.