En la sierra de Hidalgo, decenas de habitantes de distintas comunidades se ven obligados a utilizar una tirolesa para poder cruzar los 150 metros del río Amajac, poniendo en riesgo su vida.
La tirolesa es una pequeña canastilla artesanal de casi dos metros cuadrados, la cual es utilizada para trasladar a niños, maestros, pobladores enfermos y hasta ataúdes, al otro lado del río.
“Este es el batallar. El sufrir más que nada todos los días para llevar a nuestros niños a la escuela, más que nada los tiempos del río”, explicó Martín Arteaga, habitante de la zona.
Entre el peligro y la necesidad: Pobladores ponen en riesgo su vida al intentar cruzar el río
Con poleas improvisadas, cables unidos y atados a dos árboles, es como los habitantes de la sierra de Hidalgo cruzan el río Amajac; la canastilla avanza con la ayuda de algunos hombres que jalan para que esta avance.
Pobladores aseguran que cruzar el río de esta manera se ha convertido en todo un desafío, pues la dificultad depende de qué tan alto esté el nivel del agua. Incluso, cuentan que muchos habitantes han perdido la vida al intentar pasar al otro lado.
“Ha habido personas que se nos han fallecido porque el río estaba muy crecido, las canastillas a veces han estado en mal servicio, estaban en mal servicio o no hay quien apoye para jalar a un enfermo”, contó Pablo Hernández, habitante de la sierra de Hidalgo.
Y es que por esta canastilla artesanal pasan personas vivas y muertas, pues la falta de caminos y un paso peatonal, obligan a adaptar la tirolesa para trasladar los ataúdes.
Autoridades han ignorado las peticiones de los pobladores
Desesperados y con miedo a un accidente, pobladores de la sierra ya han enviado distintas peticiones a las autoridades estatales y municipales; sin embargo, todas ellas han sido ignoradas.
El abandono de las autoridades sigue obligando a las y los pobladores de Tlahuiltepa y Jacala a cruzar el río de esta manera, poniendo en riesgo la vida de los habitantes de la zona, que lo único que quieren es llegar a estudiar o trabajar a salvo a sus destinos.
“Pues si es un temor de todos los días cuando pasan nuestros niños que se rompa la rama, imagínese ahorita hay un poco de corriente el río pero hay veces que está más crecido, imagínese se llega a caer la canastilla con los niños arriba, pues es un riesgo grande que se pueden ahogar los niños”, explicó Martín Arteaga, habitante de la zona.