En el marco del Día Internacional de las Familias 2024 , se conoce que la población mundial sigue creciendo a un ritmo acelerado, alcanzando los 8 millones de personas en el último año, según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos. Si bien la tasa de crecimiento se ha desacelerado ligeramente, las proyecciones indican que la Tierra albergará a 4.3 nacimientos y 2 muertes por segundo a principios de 2024.
En este contexto de crecimiento poblacional, el cambio climático emerge como una grave amenaza para el bienestar de las familias en todo el mundo. Sus efectos negativos se manifiestan en diversos aspectos de la vida familiar, incluyendo la salud, la economía y la seguridad.
Impactos en la salud y la economía familiar
El cambio climático exacerba la contaminación del aire , lo que incrementa la incidencia de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, especialmente entre los niños y las personas mayores. Además, fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, sequías e inundaciones, cada vez más frecuentes e intensos, provocan desplazamientos forzosos, pérdida de medios de subsistencia y daños a la infraestructura básica, afectando directamente la economía familiar.
La agricultura y la pesca, sectores clave para la seguridad alimentaria, también se ven impactadas por el cambio climático. La alteración de los patrones de precipitación y el aumento de las temperaturas extremas afectan la productividad agrícola, limitan el acceso al agua y ponen en riesgo la seguridad alimentaria de las familias, especialmente en las regiones más vulnerables.
Empoderar a las familias: clave para la acción climática
Si bien el panorama es desalentador, aún existe la esperanza de mitigar los efectos del cambio climático y construir un futuro más resiliente para las familias. En este sentido, resulta fundamental empoderar a las familias a través de la educación, la sensibilización y el cambio de hábitos de consumo.
La educación ambiental desde la infancia es crucial para fomentar valores sostenibles y generar conciencia sobre la importancia de proteger el planeta. Integrar los principios de la economía circular en la educación infantil puede sentar las bases para un modelo económico más sostenible, basado en la reducción de residuos y la regeneración de recursos naturales.
Las familias, como consumidoras y agentes de cambio, pueden impulsar la transición hacia una economía circular adoptando prácticas sostenibles en su vida diaria. Reducir el consumo de energía y agua, optar por productos ecológicos y reutilizar materiales son algunas acciones que pueden contribuir significativamente a la lucha contra el cambio climático.
El Día Internacional de la Familia, celebrado en 2024 bajo el lema “Las familias y el cambio climático” , busca precisamente visibilizar el impacto de este fenómeno en las familias y destacar su papel fundamental en la acción climática.
En definitiva, abordar el cambio climático requiere un esfuerzo conjunto y multisectorial, en el que las familias juegan un papel fundamental. Al empoderar a las familias y fomentar su participación activa en la lucha contra este fenómeno, podemos construir un futuro más resiliente y garantizar el bienestar de las generaciones presentes y futuras.