Seguridad: Cuidado con el Leviatán | Por Amor a la Precisión

A finales de 1641, el filósofo inglés Thomas Hobbes terminó de escribir El Ciudadano. Muchas hojas en las que analizó el funcionamiento del gobierno, con métodos y abstracciones

Escrito por: Alex Huitrón
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A finales de 1641, el filósofo inglés Thomas Hobbes terminó de escribir De Cive (El Ciudadano). Muchas hojas en las que analizó el funcionamiento del gobierno, con métodos y abstracciones, así como le hacen los que saben.

En ese libro, Hobbes esbozó con timidez que quien ejerce el gobierno tiene que lidiar con un elemento peculiar en la sociedad: el bellum omnium contra omnes; es decir, la guerra de todos contra todos.

De Cive iba a ser el primero de 3 libros que condensarían el trabajo de toda su vida; le seguirían De Corpore (Sobre el cuerpo) y De Homine (Del Hombre), más o menos en la misma línea.

Sin embargo, su plan se vio interrumpido por la Guerra Civil en Inglaterra que, en todas sus etapas, duró alrededor de 9 años con un saldo de 200 mil personas fallecidas.

Este hecho marcó al filósofo porque luego de haber experimentado el horror y los miedos que suelen despertarse con el derramamiento de sangre, Hobbes dejó atrás la mesura e hizo a un lado la rigidez del método y la abstracción en sus palabras.

Al final de la guerra, por allá de 1651, publicó El Leviatán, o La materia, forma y poder de un estado eclesiástico y civil, un libro en el que planteó sin rodeos que el hombre es malo por naturaleza y que requiere de un Estado “fuerte” que contenga ese estado natural.

Fue así como Thomas Hobbes propuso la creación del Leviatán, como ese monstruo sacado de la mitología bíblica, poderoso, brutal e implacable, para lidiar con los malos y proteger así la libertad y la vida de las personas.

Un Estado con esas características suena bien. Un gobierno que actúe en función de ese razonamiento, también… pero su costo puede llegar a ser muy alto.

Hoy, casi 400 años después, con los eventos frescos de Guanajuato y Jalisco, donde los malos sembraron el miedo con la quema de vehículos y establecimientos, muchos clamaron por la presencia del Leviatán para contrarrestar la ola de violencia.

Nadie duda de que el Estado tiene la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar la seguridad individual y el ejercicio de las libertades, pero plantear ese regreso del Leviatán podría abrirle paso a un Estado con tintes autoritarios, absolutos y hasta dictatoriales, ni más ni menos.

De ahí que eventos (deleznables, por supuesto) como los de Zapopan, Celaya, Irapuato y Guanajuato sean una tentación para exigir una leviatanización del Estado, pero el balance es delicado. ¿O ustedes qué opinan?

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Escrito por: Alex Huitrón

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