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De La Habana a la Tabacalera: Así se exporta una dictadura

Las estatuas de Fidel Castro y el ‘Che’ Guevara en la Tabacalera no solo son esculturas: son símbolos de un modelo autoritario que el régimen mexicano parece admirar.

Estatuas del Che Guevara y Fidel Castro en la Tabacalera
El culto al Che y a Fidel en CDMX revela el guiño autoritario del régimen.|FIA
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Caminar por las calles de La Habana, resulta en una mezcla de encanto al ver las edificaciones del siglo pasado que te remiten al esplendor de la ciudad, hace 100 años, y de tristeza al entender que es un lugar que solo se ha deteriorado con el tiempo, pues la mezquindad del socialismo así lo ha querido.

De recorrer las provincias, alejadas del bullicio turístico, ni se diga. Miseria, atraso y necesidad imperan en cada población de Cuba, la libre.

Han pasado 75 años de la Revolución Cubana, evento que se supone beneficiaría a todos los cubanos, pero que terminó haciéndolo solo a unos cuantos, y ni las pruebas fehacientes han logrado tirar del pedestal en el que tienen a Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara.

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La admiración por estos dos guerrilleros ha traspasado el tiempo y espacio, pasando por toda Latinoamérica, incluido México. Y es que fue en la capital del país, concretamente en la colonia Tabacalera, que en 1955 las vidas de Fidel y el ‘Che se cruzaron para planear el derrocamiento de Fulgencio Batista, presidente de Cuba en aquel entonces.

Ese momento quedó inmortalizado décadas después, gracias al escultor Óscar Ponzanelli, que creó las figuras de los personajes sentados, como manteniendo una conversación.

Las esculturas se encontraban en el Jardín Tabacalera hasta hace unos días, cuando Alessandra Rojo de la Vega, alcaldesa de la Cuauhtémoc, decidió retirarlas luego de que vecinos hicieran la petición, además de haber encontrado irregularidades en su colocación.

La noticia hizo enojar a unos cuantos comunistas, que se manifestaron no solo pidiendo que se regresara la obra sino también que se le cambiara el nombre al parque por el del dictador Fidel Castro. Hasta aquí todo bien, pues es aceptable que la gente se exprese porque es su derecho.

El problema viene cuando el mismo gobierno de México condena la acción y exalta a Guevara y a Castro pues “representan la autodeterminación de los pueblos, el espíritu de soberanía, que también hermanan a dos naciones. Su presencia en el espacio público es un acto de memoria y de respeto a la historia de los pueblos de América”, según la misma Clara Brugada.

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¿Por qué honrar la memoria de quienes bajo el pretexto de liberación y justicia destruyeron no solo a Cuba, sino a otros países? ¿Acaso no nos bastan los miles de testimonios de los cubanos que han venido a México para refugiarse de la miseria en la que vivieron toda su vida?

La narrativa con la que el régimen ha defendido al dictador de Cuba, Fidel Castro, y al guerrillero Guevara, es la misma que usa para engañar al pueblo de México al momento de hacer una sandez tras otra, pues ¿qué no en nombre de la “soberanía” nos ha ido quitando libertades y nos ha endeudado?

Retirar las esculturas de esos comunistas es darle un pequeño golpe a la seguridad con la que el gobierno se mueve, hace, deshace, quita, pone y nos acerca cada vez más a una dictadura.

¿En serio es momento de preocuparse más por quién se va a quedar por unos cuantos kilos de bronce, pues dejen les digo, que el gobierno de la CDMX ya está buscando recuperar las esculturas,que por la situación por la que está pasando el país?

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