En México, el populismo sigue dejando cuentas rojas que al final del día se refleja en el bolsillo del pueblo. Más allá del discurso y las promesas, los números muestran una realidad que pocos quieren enfrentar.
Muchas de las grandes obras y programas del gobierno federal funcionan más como vitrinas políticas que como soluciones reales. Sin importar la buena intención detrás de cada proyecto, se debe reconocer que muchos de ellos no han cumplido con las expectativas.
Tren Maya: ingresos vs costos reales
El Tren Maya se anunció como un proyecto histórico, capaz de conectar el sureste del país y atraer turismo en masas. Pero la realidad es otra: en sus primeros dos años de operación ha reportado ingresos por 275 millones de pesos, mientras que sus gastos operativos alcanzan los 2 mil 837 millones.
Es decir, por cada peso que entra, se han gastado más de diez. Un dato frío que refleja la señal de cómo las buenas intenciones pueden convertirse en un agujero financiero sin fin.
Pero más allá del dinero, la obra también implicó un gran costo para la Selva Maya, provocando un ecocidio importante que fue justificado en nombre de la transformación.
La receta es la misma: populismo = fracaso.
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) December 9, 2025
El #TrenMaya, el #AIFA, Mexicana de Aviación, el Gas del Bienestar o la Farmaciota muestran la misma historia: miles de millones gastados, resultados mínimos y beneficios que casi nunca llegan a la gente.
Los números no mienten:… pic.twitter.com/pzqxkuJoc3
AIFA: el aeropuerto de lujo que no llena
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA ) tampoco levanta vuelo por sí solo. Este año, sus ingresos llegaron a 414 millones de pesos, pero recibió subsidios del gobierno federal por más de 924 millones.
De nuevo, el balance no cuadra: el dinero de todos los mexicanos se utiliza para mantener a flote proyectos que deberían ser autosustentables.
Farmacias del Bienestar: del orgullo al desabasto
Otro ejemplo es la famosa “ Farmacia del Bienestar”, que prometía ser “la farmacia más grande del mundo”. Lo cierto es que su operación costó a los mexicanos 15 mil millones de pesos, y hoy solo quedan carritos móviles distribuyendo medicamentos.
Las pérdidas y el mal manejo son evidentes: el programa costó 2 mil 66 millones de pesos para generar ventas de apenas 174 millones el año pasado.
Aunque se presentó como una estrategia para distribuir medicamentos, la realidad es que los mexicanos deberían poder acudir a cualquier centro de salud sin mayor dificultad y sin que les digan que no hay existencias.
Sin embargo, los hechos muestran que millones de personas todavía carecen de acceso a medicinas básicas y vacunas esenciales.
Misma fórmula, el mismo fracaso
En un país acostumbrado a la corrupción desde hace años, la fórmula es simple: políticos populistas que no arriesgan su dinero, pero eso sí… manejan el dinero de la nación a como se les antoje.
Obra faraónica tras obra faraónica, programa tras programa, los mexicanos pagan las consecuencias.
Lo cierto es que el populismo en México ha comprometido el futuro financiero del país y ha creado proyectos que terminan beneficiando a unos pocos, mientras el resto solo carga con los efectos del despilfarro de otros.