El conflicto bilateral en torno al transporte de carga aéreo entre México y Estados Unidos ha alcanzado un nuevo nivel de tensión. Desde Washington, la administración de Donald Trump ha emitido una advertencia directa: si México no rectifica el traslado forzoso de vuelos de carga al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), se tomarán medidas que podrían perjudicar seriamente la aviación mexicana.

La molestia estadounidense proviene de un capricho del gobierno mexicano de reubicar los vuelos de carga del Aeropuerto Benito Juárez al AIFA, ubicado a casi 50 kilómetros del centro de Ciudad de México. Según las empresas afectadas, el nuevo aeropuerto no cuenta con la infraestructura técnica necesaria, lo que ha generado aumentos en los costos operativos, pérdidas de eficiencia y una reducción del número de operaciones por hora, que pasó de 61 a 41.

Impacto turístico y económico que podría causar el AIFA

Aunque el foco principal está en la carga aérea, expertos advierten que el problema podría impactar al turismo y a los vuelos comerciales si la situación escala. En lugares como Cancún, uno de los principales destinos vacacionales del país, se teme que una reducción de rutas o nuevas restricciones eleven los precios de los boletos y limiten la conectividad aérea con Estados Unidos, el principal emisor de turistas hacia México.

Reclamos formales a México y amenazas desde Washington

Sean Duffy, secretario de Transporte de Estados Unidos, acusó a México de violar el acuerdo bilateral aéreo, considerado el más grande del mundo por volumen de tráfico. Washington advierte que, si no se revierte la decisión, podría bloquear nuevas rutas de aerolíneas mexicanas hacia territorio estadounidense y revocar la inmunidad antimonopolio de la alianza entre Aeroméxico y Delta Air Lines. Esta última medida tendría consecuencias financieras directas para la compañía mexicana.

México defiende la medida y busca solución técnica

Por su parte, el gobierno mexicano argumenta que la reubicación es una respuesta a la saturación operativa y a problemas de seguridad en el aeropuerto capitalino. También cuestiona que, hasta el momento, no ha recibido una queja oficial por los canales diplomáticos. No obstante, el Departamento de Transporte de Estados Unidos asegura haber solicitado durante tres años el retorno de las operaciones al Aeropuerto Benito Juárez.

A pesar del conflicto, en ambos países han surgido voces que apuntan hacia una resolución técnica y no política. Especialistas consideran que el diálogo entre autoridades aeronáuticas podría ser clave para destrabar el conflicto sin afectar más la conectividad aérea ni el comercio bilateral.