Ariadna y Gabriela: la facilidad de ser víctima de feminicidio

La semana pasada se dieron a conocer dos casos que reflejan la inseguridad en México. En ambos crímenes, tanto Ariadna como Gabriela fueron asesinadas

Editorial Fernanda Ortega Ariadna

Escrito por: Fernanda Ortega

La semana pasada se dieron a conocer dos casos que reflejan la inseguridad por la que México está pasando. En ambos crímenes, Ariadna y Gabriela perdieron la vida.

Ariadna Fernanda: un feminicidio por poco desapercibido

El pasado domingo 30 de octubre, Ariadna Fernanda López, una joven de 27 años, se encontraba en un restaurante de la colonia Roma acompañada por varias personas. Después de pasar un rato ahí, los amigos decidieron continuar el convivio en el departamento del empresario Rautel ‘N’, ubicado en la Condesa.

Según las primeras declaraciones de los testigos, después de estar un rato en el departamento, Ariadna, en estado inconveniente, tomó un taxi y fue la última vez que supieron de ella. Al otro día, un par de ciclistas encontraron un cuerpo en la carretera de Tepoztlán, Morelos. Era el de Ariadna Fernanda.

En la necropsia que realizaron las autoridades de aquella entidad, descartaron por completo un feminicidio ya que los peritajes arrojaron que Ariadna Fernanda se había broncoaspirado por la cantidad de alcohol que había consumido horas antes.

Sin embargo, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, realizó una segunda necropsia, en la que sí se encontraron rastros de violencia contra Ariadna Fernanda; “trauma múltiple, que se clasifica de mortal” fue el diagnóstico oficial.

Aunque hasta el momento hay dos detenidos sospechosos del feminicidio -Vanessa ‘N’ y el mismo Rautel ‘N’- ambos pareja sentimental y amigos de Ariadna Fernanda, aquí el punto a analizar es la complicidad de las autoridades de Morelos para poder identificar los daños sufridos por la víctima.

¿Qué habría pasado si las autoridades de Ciudad de México no hubieran realizado otros estudios? ¿Nunca se habría conocido el nexo entre el Fiscal de Morelos y Rautel ‘N’, recién confirmado por Claudia Sheinbaum? ¿Es incompetencia, miedo o corrupción por la que se trata tan amigablemente a los criminales?

Seguramente, de no haberse realizado la segunda necropsia, la muerte de Ariadna Fernanda habría quedado impune.

Lidia Gabriela: el riesgo ante la desesperación

Lidia Gabriela tomó un taxi en la colonia Las Peñas de Iztapalapa, Ciudad de México. La joven de 23 años se dirigía al Metro Constitución, a unos cuantos minutos de su ubicación inicial.

El viaje no inspiró confianza a Lidia Gabriela desde un principio. Para empezar, el chofer tomó una ruta diferente para arribar al destino, por lo que quería cobrarle más, de acuerdo con el novio de Lidia Gabriela, quien recibió un mensaje de ella explicándole la situación.

Después, a unos metros de llegar al Metro Constitución, el chofer se negó a hacer la parada y aceleró rápidamente. Lidia Gabriela pidió ayuda a través de su ventana, a varios transeúntes, sin embargo, no pudieron ayudarla.
Detienen a presunto implicado en muerte de Lidia Gabriela

La joven tamaulipeca no encontró más remedio que aventarse del taxi, así en movimiento, pues temía que el chofer la secuestrara. Murió inmediatamente al golpearse la cabeza con el pavimento.

La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México ha realizado las investigaciones pertinentes. Ha iniciado el protocolo de investigación como feminicidio y hasta ahora hay dos detenidos, pero ninguno de los dos es Fernando ‘N’, el chofer.

La Fiscalía confundió a uno de los implicados, de nombre Federico y hermano del taxista, que en un principio había sido arrestado, junto con la otra persona, por posesión de drogas, pero por el cruce de información le imputaron el caso de Lidia Gabriela.

Hasta el momento, el responsable de la muerte de Lidia Gabriela sigue libre, y las mujeres, seamos de Ciudad de México o cualquier otro lugar del país, seguimos temiendo ante la facilidad con la que alguien puede agredirnos y la incompetencia con la que nuestro daño puede, o no, ser resuelto.

Es increíble que ya no podamos confiar ni en nuestras supuestas amistades, ni podamos desplazarnos libremente a tal grado de elegir entre ser secuestradas, violadas o, de menos, salir lesionadas ante la audacia de aventarnos de un vehículo en movimiento.

Y también es increíble que prácticamente ninguna de las investigaciones que realizan las autoridades llegue a conclusiones satisfactorias. Que con tal de sacar la chamba, o de posicionarse para las próximas elecciones, las autoridades prefieran arrestar a la primera persona que pasa o lavarse las manos de cualquier responsabilidad con el caso.

Ante una mujer asesinada, lo más importante es controlar a las iracundas demandas de los familiares, dar carpetazo a la brevedad posible y colgarse una medalla… ¡Lo de menos es la justicia!

Ariadna Fernanda y Lidia Gabriela son recordatorios dolorosos de la facilidad con la que pueden matarnos y de lo mucho que les valemos a las autoridades.

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