El gobierno de Donald Trump ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en Washington con el objetivo declarado de contener el avance de la criminalidad en la capital estadounidense. La medida ha generado debate, especialmente por el hecho de que la ciudad es gobernada por opositores políticos del presidente. Así se vivieron las primeras horas de esta medida en Estados Unidos (EU).

Pese a que Washington D.C. es considerada una de las urbes más peligrosas del país, la implementación inicial del operativo ha dejado dudas sobre su efectividad y alcance real.

Soldados acuartelados y presencia controlada en Washington

En varios puntos de la ciudad, especialmente en zonas cercanas a la Casa Blanca, se observó la presencia de tanquetas de la Guardia Nacional. Sin embargo, de acuerdo con los reportes, gran parte de los soldados permanecieron acuartelados y su despliegue no cubrió los vecindarios con mayores índices delictivos.

En un parque céntrico de uno de los barrios más densamente poblados, no se registró vigilancia especial ni refuerzos. Mientras tanto, las unidades militares visibles fueron ubicadas en lugares donde difícilmente podrían ser captadas en situaciones comprometedoras por fotógrafos o medios.

Una operación más simbólica que operativa en EU

Cerca de la explanada donde se encuentran el Capitolio, los museos y los monumentos, se mantuvo una vigilancia estándar, pese a que esa zona no es conocida por registrar altos niveles de criminalidad. Para críticos de la estrategia, esto refleja que el despliegue podría estar más enfocado en generar una impresión pública favorable que en reducir los índices delictivos.

“Los soldados tienen que estar muy bien coordinados, con roles y responsabilidades claras, y si van a armar a los soldados, tienen que entender que no están en Irak ni en Afganistán”, señaló Charles Ramsey, exjefe de la policía de Washington D.C. y de Filadelfia.

Reacciones y cuestionamientos tras el despliegue de la Guardia Nacional

La medida provocó protestas y críticas de exfuncionarios policiales, defensores de derechos civiles y residentes, quienes consideran que la presencia de militares en ciertas zonas turísticas no contribuirá a reducir la violencia en los barrios más conflictivos.

Incluso, algunos visitantes señalaron que pudieron recorrer la ciudad, incluyendo áreas cercanas al centro, sin incidentes de seguridad, lo que refuerza la percepción de que el despliegue no se enfocó en las áreas críticas.