¡Hartazgo de la generación Z! La saturación digital ha generado un efecto inesperado en el mundo, ya que miles de jóvenes están abandonando las pantallas y reencontrándose con la religión. Lo que comenzó como una tendencia aislada, impulsada por creadores de contenido católico y espacios de retiro espiritual, hoy se consolida como un fenómeno global. La búsqueda de silencio, estabilidad y sentido comienza a desplazar la lógica de inmediatez que domina al algoritmo.
¿Por qué los jóvenes están volviendo a la religión?
Según datos de instituciones eclesiales europeas citados por medios como El País y La Croix, la catolicidad confesa entre jóvenes menores de 35 años ha crecido del 34% al 41% en países como España y Francia durante los últimos dos años. A esto se suma un aumento sostenido de bautismos de adultos y de participación en retiros espirituales.
Para influencers como Clara Cuevas, católica y creadora digital con miles de seguidores en redes sociales, lo que ocurre es contundente: “Hay un resurgimiento, un llamado a voltear a ver lo que es bueno, bello y verdadero”.
¿Un simple escape o una crisis generacional?
Expertos en cultura digital apuntan a un detonante común, que es el agotamiento emocional causado por la hiperconectividad. La generación Z, que creció bajo la promesa de éxito en redes sociales, hoy enfrenta burnout, ansiedad y una sensación crónica de vacío.
Ese cansancio queda reflejado en el testimonio de Paulina Castillo, creadora del proyecto espiritual Rosa y Verbo: “Vivimos en un mundo tan lleno de ruido… falta hacer pausas. Y es en el silencio donde uno encuentra a Dios”. Su mensaje conecta con miles de jóvenes que aseguran sentirse “hartos del ruido confuso” y que buscan espacios de retiro, monasterios o simplemente desconexión profunda.
¿Moda pasajera o transformación duradera de la generación Z?
Clara Cuevas lo resume así: “El bombardeo de interacciones es tan grande que el corazón busca rebelarse”. Para muchos jóvenes, la fe ofrece algo que el algoritmo no puede dar: silencio, permanencia y sentido. Como dice Castillo: “La fe es la que nos hace saber que hay algo más allá”.
Aunque algunos sociólogos consideran que es una respuesta emocional a la crisis digital, líderes religiosos aseguran que se trata de una búsqueda real de autenticidad. La pregunta ahora es inevitable: ¿estamos ante un repliegue espiritual temporal o frente a la mayor transición cultural de la era postdigital?










