Miientras florecen esquemas de corrupción como el contrabando de combustible, la salud pública enfrenta un escenario crítico ante el desabasto de medicamentos e insumos.
Niños con enfermedades graves, como Miguel, paciente del Hospital Infantil de México, no reciben los tratamientos que requieren, dejando a las familias en un estado de desesperación y abandono.
La historia de Miguel: un caso que refleja la crisis que atraviesa el sector salud
Miguel padece hipertensión portal y várices esofágicas. Hace seis meses que requiere una cirugía especializada, pero la intervención ha sido retrasada por la falta de anestesia, material quirúrgico y equipo médico.
Su madre, Brenda García, asegura que cualquier retraso podría poner en riesgo la vida de su hijo. “Si vuelve a pasarle un sangrado como la vez pasada, su vida corre peligro”, comenta angustiada.
La falta de insumos ha obligado a los familiares a buscar medicinas fuera del hospital, un escenario que evidencia la precariedad del sistema.
Crisis en el Hospital Infantil de México: niños sin tratamientos por falta de insumos
Quirófanos desaprovechados y pocos médicos: la realidad del “bienestar”
El Hospital Infantil de México Federico Gómez cuenta con nueve quirófanos, pero actualmente solo dos están operativos, atendiendo únicamente algunas emergencias.
Médicos residentes denuncian que, sin anestesia, material y equipo, están desarmados ante la necesidad de los pacientes.
“Los familiares nos preguntan cuándo se realizará el procedimiento y debemos decirles que no hay forma de atenderlos ahora”, explica un médico residente, reflejando la impotencia del personal sanitario.
Las salas de espera lucen vacías, no por falta de pacientes, sino porque sin recursos, los procedimientos no pueden realizarse.
Familias obligadas a comprar medicamentos
La situación ha llegado al punto en que padres y abuelos deben adquirir por su cuenta los medicamentos que el hospital no tiene disponibles.
María, abuelita de un paciente, asegura que incluso medicamentos básicos como paracetamol no se encuentran en el hospital, obligándolos a gastar cientos de pesos por cada caja de medicinas.
Sumado a la precariedad, algunos familiares enfrentan negación de servicios como represalia por denunciar las carencias, como la madre de Miguel, a quien le prohibieron entrar después de contar su caso a medios de comunicación.
En medio de esta crisis, quienes realmente pagan el precio de las decisiones gubernamentales son los pacientes que, día a día, luchan por sobrevivir en un país donde la salud es uno de los sectores más abandonados.
