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La fe inquebrantable: El milagro de Fernando Avilés que atribuye a la Virgen de Guadalupe

Lo dieron por muerto y le pusieron una sábana encima, pero él asegura que la Virgen lo regresó a su casa aun con el pie y las costillas rotas. Conoce la impactante historia de Fernando Avilés.

La fe nos confronta con la fragilidad humana. No es solo una necesidad ante el miedo; es una convicción profunda. En México, esa certeza tiene un rostro y un nombre: la fe inquebrantable en la Virgen de Guadalupe.

Hace unos años, un error estuvo a punto de costarle la vida a Fernando Avilés Bautista, un trabajador de la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Su historia es la prueba viviente de esa intervención divina.

Tras un turno agotador que terminó a las 11:30 de la noche, el cansancio lo venció mientras conducía por el Viaducto. Al salir hacia el Bulevar Aeropuerto, se estrelló.

“Ahí choqué y los de la gasolinería me sacaron y me extendieron en el suelo. No sé qué tanto tiempo pasó, pero cuando volví a reaccionar, tenía yo una sábana encima, relata Fernando. Lo que siguió desafía la lógica médica. Fernando describe una experiencia fuera de su cuerpo:

“Al echarme para atrás, vi mi cuerpo que se quedó aquí. Yo di la vuelta y empecé a caminar... Volteé porque mi cuerpo se iba alejando... Fue cuando vi una luz muy bonita, relampareante”. Contra todo pronóstico, Fernando “regresó". Caminó hasta su casa en un estado deplorable: con el pie roto, el tobillo y la rodilla destrozados, dos costillas sumidas, el labio roto y sin dientes. Tenía una herida de 27 puntadas. Pero estaba vivo.

“Me despertó. Me regresó a pesar de que ya me había ido... Yo le doy gracias a la Virgen de Guadalupe , que ese milagro me lo hizo, y aquí estoy con mi familia”, asegura conmovido.

La psicología de la Fe: Un atajo contra la incertidumbre

¿Qué ocurre en la mente humana ante estos eventos? Para la psicóloga social Ariatna Osornio, la religión funciona como un sistema de contención vital.

“La religión nos da esperanza y una especie de certeza de decir ‘las cosas pasan por algo’... eso nos baja el nivel de ansiedad impresionantemente. Es como una especie de atajo contra la incertidumbre. Fue un recurso interno que, quizá de no haberlo tenido, no hubiera sabido qué hacer”, explica la especialista.

Un pacto renovado cada 12 de diciembre

Si la historia de Fernando es una entre un millar, para la Iglesia es la muestra de cómo la Virgen busca darnos “ese empujoncito” hacia la verdad y el amor.

La fe de un milagro exige devoción como prueba de gratitud. Por ello, cada 12 de diciembre, Fernando renueva su pacto con “La Morenita”. Su consejo es simple para quien sufre:

“Que la vean, que hablen con ella, a ver si está linda. ‘Estoy en este problema, por favor ayuda’... ella nos va a escuchar y nos va a hacer caso”.

El caos termina y los errores se pagan. Pero ese refugio, ese manto guadalupano, es lo único que permanece inquebrantable.

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