La mentira oficial: promesas rotas y pacientes olvidados en el IMSS-Bienestar

La actual crisis que vive el sistema público de salud en la CDMX es un reflejo de decisiones políticas que no se tradujeron en un mejor servicio.

Por: Felipe Vera

Con información de: Itzel García

Desde julio del 2024, los hospitales generales de la Ciudad de México que pertenecen al sistema IMSS-Bienestar enfrentan una problemática alarmante: la reprogramación de consultas médicas hasta por más de tres meses.

Esta situación, confirmada por el director de IMSS-Bienestar, Alejandro Svarch, refleja una realidad muy distinta a las promesas gubernamentales repetidas en las conferencias mañaneras.

Metas ambiciosas pero incumplidas

El IMSS-Bienestar se propuso para el 2025 metas claras: 50 millones de consultas generales, 5 millones de consultas de especialidad y un millón de cirugías.

No obstante, según Jorge Cano, coordinador del programa de gasto público de México Evalúa, estas cifras son insuficientes y no representan una mejora significativa si se las compara con el Seguro Popular, que en su mejor momento reportó cerca de 90 millones de consultas anuales. Esto evidencia que la apuesta realizada por el IMSS-Bienestar no está orientada a un progreso real en la atención médica.

Surgimiento y fracaso del INSABI

Este sistema nació en agosto de 2022 para reemplazar al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), creado en 2019 con la intención de ampliar la cobertura médica a quienes no tienen seguridad social. Sin embargo, el INSABI operó poco más de dos años y fue ampliamente criticado por expertos y médicos, ya que impulsó un retroceso en la atención médica respecto a lo que ofrecía el extinto Seguro Popular.

El propio Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud en enero del 2020, había prometido que la atención médica avanzaría, pero la realidad fue diferente: la población quedó con menos certeza y peor servicio.

Falta de presupuesto y descontento del personal médico

Uno de los principales problemas radica en que el IMSS-Bienestar, al igual que el INSABI, carece de un mecanismo presupuestal basado en la población atendida, lo que ha resultado en constantes recortes de recursos para salud. Esto afecta directamente la calidad y cantidad de servicios médicos.

El personal médico, que es la primera línea de contacto con los pacientes, ha expresado en numerosas ocasiones su frustración y agotamiento. Donaji Camacho, enfermera del Hospital Milpa Alta, relata que tanto el personal como los pacientes están empezando a levantar la voz porque ahora la lucha por salvar una vida ocurre en las calles, fuera de los hospitales, cuando debería ser en estos últimos.

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