El mundo del derecho mexicano ha perdido a una de sus figuras más emblemáticas, Juan Velásquez, el reconocido abogado penalista, quien falleció este domingo 27 de octubre, dejando un gran legado en el ámbito de lo legal.
La noticia fue confirmada por la Comunidad de la Facultad de Derecho, que expresó su tristeza por el sensible deceso de su distinguido profesor. El abogado fue catedrático en diferentes universidades del país, pero su trayectoria adquirió gran relevancia al defender a políticos, empresarios y personajes del espectáculo.
¿Quién era Juan Velásquez?
Juan Velásquez nació en una familia que valoraba en gran medida la educación. De acuerdo con su autobiografía, publicada en la Fundación UNAM, pasó su adolescencia en una universidad militar, lo que le brindó una disciplina que llevaría a su carrera profesional.
En 1964, ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y se graduó en 1969, donde obtuvo su título de abogado el 29 de enero de 1970. Durante su formación, se destacó y recibió varios reconocimientos, incluyendo la Presea Conmemorativa de los Cuatrocientos Cincuenta Años de Derecho en América y la Medalla Conmemorativa del Cincuenta Aniversario de la Fundación del Doctorado en Derecho.
Velásquez no solo fue un abogado brillante, sino también un académico comprometido. Fue profesor fundador de la maestría en Derecho de la Universidad Panamericana, donde impartió cátedra durante 40 años.
También enseñó en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) durante dos décadas. Su labor académica fue reconocida en 2020, cuando la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) le otorgó el grado de Doctor Honori.
El litigante también se dedicó a ofrecer asesoría jurídica al Ejército, donde recibió casos que lo catapultaron como “el abogado del diablo”. En esta etapa de su carrera, representó a políticos, senadores y, entre otros, a la defensa del muralista David Alfaro Siqueiros.
¿Por qué recibió el nombre de “el abogado del diablo”?
Juan Velásquez recibió el apodo “el abogado del diablo” por su habilidad para defender a personajes polémicos y casos complejos, además de que presumía que nunca había perdido un solo caso en su vasta trayectoria.
Su gran reputación lo llevó a representar a importantes figuras de la cúpula política priísta, incluyendo a los expresidentes Luis Echeverría, acusado de la matanza de Tlatelolco de 1968. El penalista también defendió a José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari.
Entre otras figuras controvertidas estuvieron Arturo “El Negro” Durazo, ex jefe de la policía capitalina, así como a Raúl Salinas y al Cardenal Norberto Rivera. Entre sus casos más notorios se encuentra su intervención en el Pemexgate, un escándalo de corrupción que sacudió al país.