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Murió a los 110 años Donald Rose, el último veterano de la Segunda Guerra Mundial

Reino Unido despide a una leyenda. Donald Rose, último veterano de la Segunda Guerra Mundial y el hombre más longevo del país, murió a los 110 años.

Fotografía del veterano de la Segunda Guerra Mundial, Donald Rose, a sus 110 años. Como último superviviente de las “Ratas del Desierto”, su imagen representa a toda una generación de héroes del Reino Unido.
El veterano Donald Rose en una fotografía reciente, luciendo sus medallas de la Segunda Guerra Mundial durante un acto conmemorativo de la Real Legión Británica.|Royal British Legion
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El Reino Unido ha despedido con tristeza a Donald Rose, el veterano británico más longevo de la Segunda Guerra Mundial y considerado el hombre más longevo del país, murió a los 110 años.

Su vida, que comenzó durante la Primera Guerra Mundial, fue un testimonio de la historia del siglo XX, desde las arenas del norte de África hasta el horror de los campos de concentración.

La noticia de su muerte fue confirmada por las autoridades del distrito de Erewash, en el norte de Inglaterra, y marca el fin de una era. Francotirador, héroe de Normandía y liberador, Rose representaba la memoria de un conflicto que definió al mundo moderno.

Una vida que atravesó dos guerras mundiales

Nacido el 24 de diciembre de 1914, Donald Rose se alistó en el ejército a los 25 años, justo cuando una nueva guerra global envolvía al mundo.

Se entrenó como francotirador y fue asignado a la célebre 7ª División Blindada, las legendarias “Ratas del Desierto”. Bajo el sol de África, su unidad fue clave en la defensa del canal de Suez antes de combatir en Italia y, finalmente, en Francia.

Su momento más decisivo llegó el 6 de junio de 1944. Como parte del Desembarco de Normandía, Rose fue uno de los miles de soldados que pisaron las playas francesas en el Día D, una de las operaciones militares más grandes y audaces de la historia. Allí, en medio del combate, fue herido de bala en una pierna.

Del desembarco al horror de Bergen-Belsen

Tras recuperarse, su servicio lo llevó al corazón de la Alemania nazi. En abril de 1945, meses después de su herida en Normandía, formó parte de las tropas aliadas que liberaron el campo de concentración de Bergen-Belsen.

La visión de la inhumanidad en Belsen fue un episodio que, según sus propias palabras, lo marcó para siempre y eclipsó cualquier sentimiento de celebración al final de la guerra.

Hace apenas unos meses, en mayo, durante un evento de la Real Legión Británica por el 80.º aniversario del Día de la Victoria en Europa, Rose reflexionó sobre ese momento con una honestidad brutal:

“Estaba en Belsen. Como muchos soldados, solo sentí alivio de que todo terminara”. No hubo euforia, solo el peso de haber sido testigo de lo peor y lo mejor de la humanidad.

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