La dura realidad de la educación en zonas rurales: una escuela sin aulas, baños ni agua

¡Menores en riesgo! Niños estudian en condiciones precarias en una escuela improvisada de Baja California Sur. Maestros y padres exigen condiciones dignas.

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Por: Roberto Domínguez y Pilar Espinoza

En una comunidad rural de Los Cabos, Baja California Sur, un grupo de niños se ve obligado a estudiar en precarias condiciones, en una escuela improvisada que no reúne las mínimas condiciones de seguridad e higiene.

El aula, ubicada en una zona alejada del centro del poblado, no cuenta con paredes sólidas, solo con láminas de plástico y madera que no protegen a los estudiantes de las inclemencias del clima. El piso es de tierra apisonada y no hay mobiliario adecuado.

La situación se agrava aún más por la falta de agua potable y servicios sanitarios. Los niños deben utilizar un pozo contaminado para lavarse las manos y no hay baños dignos: “No quiero que me eche agua en la cara”, dice Juan Diego, un estudiante de 8 años, refiriéndose a las goteras que caen del techo cuando llueve. “A veces, cuando hace mucho calor, nos vamos para afuera, es difícil”, agrega.

“No hay dinero, pero hay corazón”, dice maestra de escuela improvisada

Los maestros, que también son voluntarios de la comunidad, hacen todo lo posible para brindar una educación de calidad a los niños, a pesar de las difíciles condiciones. Sin embargo, reconocen que necesitan ayuda urgente para mejorar la infraestructura de la escuela.

“Estamos trabajando con muchas limitaciones”, explica Irma, una de las maestras, ya que no tienen un salario fijo, prestaciones, ni siquiera un espacio adecuado para dar clases. “Pero lo hacemos con mucho corazón, porque sabemos que la educación es la única esperanza que tienen estos niños para salir de la pobreza”.

¡Educación para todos! Menores exigen una educación digna

Los padres de familia también están preocupados por la situación de la escuela: “Necesitamos que nos ayuden a construir una escuela segura para nuestros hijos”, dice María Isabel, madre de uno de los estudiantes. “No queremos que tengan que estudiar en estas condiciones tan precarias”.

La comunidad ha hecho un llamado a las autoridades y a la sociedad civil para que brinden apoyo para mejorar la escuela. “Necesitamos aulas dignas, baños, agua potable y material educativo”, dice Juan Diego. “Solo queremos una escuela donde podamos estudiar en paz y tener un futuro mejor”.

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