El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha emitido una clara advertencia sobre su compleja situación económica, indicando que sus recursos solo serán suficientes hasta el año 2036. Esta preocupación surge del Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre la Situación Financiera y los Riesgos del IMSS 2023-2024, el cual detalla que para el año 2037, la institución requerirá una suma adicional de 107 mil 278 millones de pesos para poder cubrir sus necesidades operativas.
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El IMSS enfrenta un déficit financiero que solo será suficiente hasta 2036
La institución atribuye esta delicada situación financiera principalmente a dos factores: el aumento en la prevalencia de enfermedades crónicas en la población y el desafío constante de contar con la infraestructura médica adecuada y suficiente para atender la creciente demanda de servicios.
A pesar de este panorama, la evaluación de las finanzas del IMSS en los últimos años muestra que las distintas estrategias implementadas en áreas como la recaudación, la eficiencia presupuestaria y la optimización del gasto han logrado resultados positivos.
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Gracias a estas acciones, incluso con el incremento en el gasto de salud –ocasionado por una mayor cobertura de servicios y la innovación en tratamientos médicos, entre otros factores–, la suficiencia financiera se ha mantenido proyectada hasta el año 2037.
Sin embargo, el Instituto enfatiza la necesidad imperante de continuar con la planificación y ejecución de nuevas estrategias que permitan asegurar una suficiencia financiera a más largo plazo, siempre priorizando la calidad y la calidez en la atención que se brinda a sus derechohabientes.
Los retos incluyen el aumento de enfermedades crónicas y la infraestructura insuficiente
El análisis realizado en el informe identifica varios riesgos significativos que, de no ser mitigados a tiempo, podrían comprometer seriamente la continuidad de las operaciones del IMSS. Entre los más relevantes por su impacto, se destacan los siguientes:
Primero, el creciente número de derechohabientes de edad avanzada y el incremento en las tasas de incidencia de enfermedades no transmisibles están generando una demanda cada vez mayor de servicios médicos, prestaciones económicas e infraestructura de atención. Esta combinación de un cambio demográfico (más personas mayores) y epidemiológico (más enfermedades crónicas) en la población afiliada implica un aumento constante en los costos operativos del Instituto.
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Segundo, la aparición de nuevas enfermedades exige que el IMSS esté preparado con estrategias tanto operativas como financieras para enfrentar estas coyunturas sanitarias. La experiencia obtenida durante la atención de la pandemia por COVID-19 se presenta como un referente crucial para saber cómo reaccionar ante cualquier eventualidad futura de salud pública.