El pan de muerto no tiene que ser un “pecado” si sabes cómo disfrutarlo. Esto es lo que recomienda el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para honrar la tradición sin descuidar tu salud.
Lo sabemos: llega octubre y el pan de muerto aparece por todas partes. Te lo ofrecen en la oficina, en casa de tu tía, en la panadería de la esquina y hasta en promociones dos por uno. Y claro que se antoja. Pero… ¿cómo comerlo sin pasarte? Aquí te contamos.
¿Qué recomienda el IMSS con el Método del Plato Saludable y el pan de muerto?
El IMSS no viene a arruinarte la temporada, al contrario. Según explicó Itzel Valtierra Martínez, nutrióloga del Área de Promoción a la Salud, sí se puede comer pan de muerto sin culpa, siempre que entiendas el equilibrio. ¿Cómo? Con una fórmula fácil: el Plato Saludable.
La idea es simple: la mitad de tu plato debe tener verduras, un cuarto alimentos de origen animal, y el otro cuarto cereales o leguminosas. Y si a eso le sumas una porción de fruta, tienes una comida balanceada.
La recomendación aplica tanto para una comida del diario como para los días de altar y antojo. Así lo explicó el instituto en su boletín especial para estas fechas.
¿Cuántas calorías tiene el pan de muerto y cómo comerlo sin pasarte?
Vamos al dato que nadie quiere escuchar, pero que hay que saber: una pieza de pan de muerto —de esas normales, sin relleno ni azúcar extra— aporta alrededor de 400 kilocalorías. Eso, para alguien con sobrepeso o que sigue una dieta de 1,500 kcal al día, representa casi un tercio del total diario.

Entonces, ¿hay que renunciar a él? Para nada. Lo que sugiere el IMSS es comer solo la mitad, unos 50 gramos, y acompañarlo con café o té sin azúcar. Así reduces la carga calórica a 200 kcal y puedes integrarlo sin culpa a tu día.
Piénsalo así: no se trata de dejar de disfrutar, sino de no convertir el antojo en exceso. Y sí, sabemos que “solo la mitad” suena triste, pero si lo compartes con alguien, hasta sabe mejor.
¿Y si tengo diabetes o presión alta, puedo comer pan de muerto?
Si tienes alguna enfermedad crónica —como diabetes, hipertensión o resistencia a la insulina—, el consejo es claro: no tomes decisiones a ciegas solo porque es temporada de pan de muerto.
El IMSS ha sido puntual en esto. El problema no es el pan, sino todo lo que lo acompaña. Si además del pan tomas chocolate espeso, o comer dulces del altar y cenas pesado, ahí es donde se rompe el equilibrio.
Lo ideal es preguntar a tu médico o nutrióloga si puedes comerlo, cuánto y en qué momento. Hay quienes pueden darse el gusto con moderación, y quienes deben hacer ajustes más estrictos.
Y no, no se trata de que tu altar se quede vacío ni de que tú te quedes mirando mientras todos comen. Se trata de encontrar maneras de seguir las tradiciones sin comprometer tu bienestar. Porque sí, recordar a nuestros muertos también implica cuidar a los vivos. Y eso incluye a ti.
Una joya de Día de Muertos... ¡Pan de muerto y hasta puede ir relleno!