Nada mejor que llegar a la vejez con vitalidad y la disposición necesaria para disfrutar cada etapa de la vida. Aunque abundan las recomendaciones sobre cómo cuidarse, existe una práctica simple y saludable que resulta clave y que casi todos hemos puesto en marcha alguna vez, sobre todo los fines de semana y, en especial, los domingos. Es una acción casi imperceptible, pero con el poder de generar cambios positivos y sostenidos en el cuerpo y la mente.
De acuerdo con Vogue España, las microsiestas se posicionan como una alternativa más conveniente frente a las siestas largas tradicionales, especialmente si se busca un envejecimiento activo. Dormir durante mucho tiempo después de comer puede parecer tentador, pero no siempre resulta compatible con un estilo de vida equilibrado. En cambio, pausas breves de alrededor de 10 minutos ayudan a liberar tensión, despejar la mente y recuperar foco sin alterar el descanso nocturno.

Desde la perspectiva de la longevidad, este hábito cobra todavía más relevancia. Carlos Gutiérrez, director médico de ZEM Wellness Clinic, señala que estudios realizados en países mediterráneos, como Grecia, muestran una menor mortalidad cardiovascular en quienes incorporan siestas cortas de forma regular. Este beneficio se vincula con una reducción del tono simpático y una mejor regulación del sistema neuroendocrino, aspectos clave para llegar a los 70 años o más con bienestar.
Eso sí, los expertos aclaran que no se habla de la clásica siesta en cama, sino de descansos breves y preferentemente tempranos. Cuando estas pausas se extienden más de 30 minutos o se realizan por la tarde, pueden interferir con el sueño nocturno y generar mayor cansancio. La evidencia es clara: para una vejez más activa y saludable, la siesta verdaderamente reparadora debe ser corta, consciente y bien medida.
¿Qué otros hábitos permiten llegar saludable a los 70?
Llegar saludable a los 70 años implica más que un solo hábito: es el resultado de decisiones sostenidas a lo largo de la vida. Según un estudio que compartió La Vanguardia más de 100.000 personas, quienes siguen una dieta saludable desde los 40 años tienen entre un 43 % y un 84 % más de probabilidades de envejecer bien física y mentalmente que quienes no lo hacen, lo que subraya la importancia de comer bien a mediana edad como base para un envejecimiento pleno.
Más allá de la alimentación, la ciencia también respalda otros pilares de la salud que ayudan a vivir mejor con los años. Mantenerse físicamente activo, por ejemplo, reduce el riesgo de enfermedades crónicas y fortalece el corazón y los huesos, mientras que dormir adecuadamente y manejar el estrés promueven un sistema inmunológico fuerte y bienestar emocional. Adoptar buenos hábitos de sueño, ejercicio, nutrición y gestión del estrés puede tener efectos duraderos en la calidad de vida.

Por su parte, Healthline indica que otras prácticas comprobadas incluyen evitar el tabaco, moderar el consumo de alcohol y cultivar vínculos sociales, ya que una red de apoyo contribuye a la salud mental y al sentido de propósito. Incorporar exámenes médicos regulares y mantener la mente activa también puede prevenir o detectar a tiempo condiciones que afecten la independencia con la edad. En conjunto, estos hábitos no solo ayudan a alcanzar la vejez, sino a hacerlo con energía, funcionalidad y mejor calidad de vida.
