La televisión puede considerarse un “compañero indiscutido” desde una perspectiva social debido a su capacidad para generar emociones intensas. Puede estar prendida mientras cocinamos, tomamos el té o simplemente estamos tirados al sillón, pero ¿qué pasa cuándo este artefacto sigue prendido cuando estamos descansando?
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¿Qué dice la psicología sobre dejar la televisión prendida al dormir?
La televisión funciona como un productor de emociones a través de su lenguaje visual, impactando al espectador con alegría, miedo, orgullo y otras emociones que pueden influir en su comportamiento y creencias. Al mismo tiempo, también reduce la sensación de soledad y por eso, muchos eligen dejarlo prendido mientras descansan.

De acuerdo a información del portal “Health”, este hábito puede provocar un sueño fragmentado y menos eficiente. Detrás de esta búsqueda de compañía y regulación emocional mediante estímulos externos, existe otra problemática que es el impedimento de un buen descanso.
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¿Cómo puede afectar a la salud dejar la televisión prendida?
- Dejar la televisión prendida puede interferir en el sueño de cualquier persona, por lo cual, es importante tener en cuenta algunas consideraciones:
- La exposición continua a la luz y el sonido del televisor durante la noche altera el ritmo circadiano, la producción de melatonina (la hormona del sueño) y la calidad del descanso.
- El sueño no se vuelve reparador, sino superficial y fragmentado.
- Estudios han demostrado que quienes duermen con la televisión encendida pueden aumentar su índice de masa corporal y ganar peso, ya que altera la frecuencia cardíaca y la resistencia a la insulina.
- Por otro lado, la exposición crónica a luz y sonido puede generar ansiedad, irritabilidad diurna, depresión y un envejecimiento celular acelerado.
Ante esta situación, la mejor decisión es tomar el control remoto, apagar el televisor, cerrar los ojos e intentar conciliar el sueño de una forma más tranquila y acogedora. Crear un ambiente oscuro y silencioso favorece la conciliación del sueño; pero a su vez mejora el bienestar físico y emocional. El momento de dormir tiene que ser sagrado.